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Actualizado: 11 de mayo de 2025


Ahora está escribiendo un libro serio, como él dice, el cual debe servirle de escalón para subir a la Cámara de Diputados. Afectadamente descuidado en su traje, grave, circunspecto, económico en demasía, viene a ser una fruta imperfecta de ese invernáculo de hombres públicos, que cría productos prematuros, sin primavera, sin brisas animadoras y sin aire libre; frutos sin sabor ni perfume.

Desde aquí al cielo, señor don Claudio... Y no me replique, para taparme la boca, que poco he demostrado mi entusiasmo por las maravillas de Peleches volviéndoles la espalda durante tantos años; porque bien dicho lo tengo por qué ha sido y cuánto lo he deplorado... ¿Está usted? Pues ahora díganos qué va a tomar, porque está Catana deseando saberlo para servirle en el aire...

Allí estaba él para servirle; podía decir cuál era su intención. El personaje volvió a hablar con no menos anfibologías y rodeos, como si temiese descubrir de golpe su pensamiento. El vivía muy ocupado. Era el hombre que en todo Madrid disponía de menos tiempo para dar satisfacción a sus particulares aficiones.

Los hijos del país que meses antes rodeaban al poeta con su cariñoso entusiasmo no podían servirle ahora de consuelo. Unos estaban en la guerra; otros habían huído; los demás sufrían en la ciudad toda clase de vejaciones, y para evitarlas, se mantenían ocultos en sus casas.

La alquería era suya, todos sus habitantes deseaban servirle... ¡pero no debía persistir en aquel capricho! Iba a traerle desgracia. Febrer, que había escuchado hasta entonces con deferencia, se irguió ante estas palabras de Pep.

Avisado del peligro que corría su vida, en vez de espantarse ó temer la muerte, parecía que le salía al encuentro con generosidad y fortaleza de ánimo, confiado en la misericordia de aquel Señor que le había concedido cuarenta y ocho años para servirle en la Compañía, y treinta y ocho en las Indias.

Petra dijo, sin cesar de gemir, que necesitaba que la oyese en confesión, que no sabía si era una buena obra o un pecado lo que iba a hacer, que ella quería servirle a él, servir a su amo, servir a Dios, que al fin religión era también el interés del prójimo, pero... temía... no sabía si debía....

Aprovechando aquellos momentos de flaqueza del terrible cura, con la ayuda de su madrina alquiló una casita no muy lejos de la iglesia y se trasladó a ella. Una antigua criada de D.ª Eloisa vino a servirle y a ser su ama de gobierno.

Oyendo lo qual respiré, y los espiritus que andaban al borotados se sosegaron: y abrazandole yo tambien con recato de no ajarle el cuello, le dixe: yo no conozco á vm. sino es para servirle; pero por las muestras bien se me trasluce que vm. es muy discreto y muy principal: calidades que obligan á tener en veneracion á la persona que las tiene.

Y más quiero tener por amo y por señor al rey, y servirle en la guerra, que no a un pelón en la corte. -Y ¿lleva vuesa merced alguna ventaja por ventura? -preguntó el primo.

Palabra del Dia

evocaban

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