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Cuando diluviaba, entraba diciendo: «Hace un polvo atroz». Aquel día hacía mucho calor y sequedad, motivo sobrado para que mi hombre se luciera: «¡Vaya una nevada que está cayendo!». Estas gracias sólo las reían doña Silvia y doña Lupe. Maxi llevaba su levita nueva y la chistera que aquel día se puso por primera vez.

Me quejo de sequedad de espíritu en la oración, de distraído, de disipar mi ternura en objetos pueriles; ansío volar al trato íntimo con Dios, a la contemplación esencial, y desdeño la oración imaginaria y la meditación racional y discursiva. ¿Cómo sin obtener la pureza, cómo sin ver la luz he de lograr el goce del amor?

En vuelta de su baño, el perro se sentaba de nuevo, viendo aumentar poco a poco el viento, mientras el termómetro, refrescado a 15 al amanecer, llegaba a 41 a las dos de la tarde. La sequedad del aire llevaba a beber al fox-terrier cada media hora, debiendo entonces luchar con las avispas y abejas que invadían los baldes, muertas de sed.

Abríase ante ellos la Ribera de Curtidores, con su declive tan rudo, que las últimas casas tienen sus tejados al nivel del arranque de la calle. Por encima de las cubiertas de las Américas veía Feli la ondulación de los cerros amarillentos, la llanura castellana, de suaves hinchazones, con su sequedad que acusa los objetos a luengas distancias.

Y con voz incisiva, casi dura, siguió diciendo: ¿Se figura usted que soy bastante tonta para creer en un sentimiento serio en el señor Lautrec? ¿Cree usted que no he descubierto en seguida la sequedad egoísta de aquella alma sin profundidad, sin nobleza, sin?... ¡Cuidado! exclamé. Habla usted de él con amargura. ¿Qué le ha hecho a usted? Luciana se echó a reír.

Tengo bastantes años para marchar solo contestó con sequedad ; y en cuanto á consejos, démelos cuando yo se los pida. Y murmurando otras palabras ininteligibles, le volvió la espalda para ir en busca de Elena. Quedó el español asombrado por la brusca respuesta de su socio. Después sintió indignación. «¡Esa mujer! pensó . ¡Hasta va á quitarme el mejor de mis amigos!...»

Era sangre que corría un breve trecho entre las flores heráldicas del bordado; sangre que manaba de la sien oculta, para ser bebida por la sequedad del blando relleno. Ferragut, al hacer este descubrimiento, sintió aumentarse su confusión.

Pero no se deben olvidar los síntomas que indican la sequedad de estas superficies, aunque solo sea accidental y momentáneamente, como la sequedad de la nariz que sobreviene al aire libre, mientras que el coriza, el romadizo y la acumulacion incesante de mucosidades en la nariz, constituyen el estado ordinario.

Marta bajó con la joven, y abrió la puerta de la sala. Un suspiro ahogado se le escapó. Vió sentado al lado de la condesa a un hombre vestido de negro, de una fisonomía fría y sonriente, cuya mirada le heló la sangre en las venas. Está bien dijo con sequedad la condesa . Dejad a la señorita con nosotros, cerrad la puerta, idos arriba y esperad allí mis órdenes... ¿No me comprendéis?

¿Y qué navíos son esos?... ¿Cómo unos barquitos iguales á juguetes, con sólo la fuerza de sus velas, van á poder remolcar mi bote, dentro del cual cabe amontonada toda esa escuadra del Sol Naciente?... Gentleman dijo la profesora con sequedad , nuestros buques no tienen velas; eso fué en tiempos remotos. Nuestros navíos navegan á voluntad sobre el agua y por debajo del agua.