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Actualizado: 14 de julio de 2025
Julian de Leiva Licenciado D. Justo José Nuñez, Escribano público y de Cabildo. Concluida la acta que precede, los mismos Señores del Exmo.
Los que van con él son el Marqués de Almenara, el más bizarro, galán y bien visto de la Corte, hijo del gran Marqués de Orani, el Almirante de Aragón, perfecto caballero, el Marqués de San Román, caballero de veras, heredero del gran Marqués de Velada, rayo de Orán, de Holanda y Gelanda, y su hermano el Marqués de Salinas, que iguala el alma con el cuerpo, copias vivas de tan gran padre, y don Iñigo Hurtado de Mendoza, primo del Duque del Infantado, grandes caballeros todos y señores, que ellos solos pueden alabarse a ellos mismos con decir quién son; que todas lenguas de la Fama no bastan.
¡Cuánto le agradezco que haya venido, barón! me dijo. Me aburría mortalmente. ¿Vamos al jardín?... ¿quiere? Hay allí un cenador muy fresco, en el que podremos conversar tranquilamente. Pasa entonces su brazo por debajo del mío, y yo siento un estremecimiento. Les aseguro, señores, que en aquellos momentos me habría sido más fácil asaltar una fortaleza que bajar del terrado.
'Ya ve usted, hay tantas atenciones... no se cobra... el Gobierno se lo lleva todo con las contribuciones.... Yo les tranquilizaba. 'Un perro chico, un perro chico es lo que me hace falta'. Y aquí me daban el perro, allá el duro, en otra parte el billetito de cinco o de diez... o nada. Pero yo tan campante. ¡Ah!, señores, este oficio tiene muchas quiebras.
Le trataban mal, pero él no se quejaba. Aquellos señores tenían razón para asustarse y defenderse. Comprendía que era merecedor de aquello y algo más; pero ¡qué remedio, si no tenía dinero y deseaba ver a sus hijos! El tren iba limitando su marcha, como si se aproximara a una estación.
Borraron la impresión de este incidente los atildados e insubstanciales brindis que le siguieron de los presidentes de ambas Cámaras. Los dos graves señores, ajustándose estrictamente al carácter y al motivo palmario de la fiesta, consagraron lo principal de sus discursos a mayor honra y gloria del festejante, y lo accesorio, vago e incoloro, a la política.
Pues allí bailaban los chisperos y manolas pintados por Goya; por allí paseaban el gran pintor y las duquesitas hermosas que se hacían retratar desnudas. Aquellos sotillos habían presenciado el período más amable y pastoril de nuestra historia. Piensa, Feli añadía el joven , que por real y medio vivimos como unos señores en plena campiña, y además, el pago es diario: una verdadera comodidad.
Pues yo explicó el hidalgo , si supiese que habían de ser tan cobardes y echar a correr sin volvérsenos siquiera, a fe que no me tomo el trabajo de salir. Por si acaso, es prudente que estos señores pasen aquí la noche. Yo tengo que misar mañana en Loiro, y mi hermana estará muerta de miedo..., que si no....
Componíase dicha guardia de sugetos de no poco fuste; de señores y hasta de príncipes de las dinastías destronadas, cuyos reinos se habían anexionado Salomón y su padre, y de cuyos bienes habían ido incautándose.
Porr supuesto, Jacobito, que tú te acordarrás muy bien de que yo no querría tornarr los sellos. ¿Te acuerrdas?... Tú me los diste y yo no los querría tornarr.. Porr complacerrte, porr darrte gusto los tomé y me arrepiento; que yo no los necesitaba, ni quierro nada de esos señores. ¿Te enterras?... Y conmigo no cuentes, porrque yo lo digo todo clarrito, clarrito, y me lavo las manos.
Palabra del Dia
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