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Le di las gracias, no sin dejar de echarle una larga mirada de inteligente satisfecho. Ella bajó la suya, ruborizándose. Era la primera vez que veía esto en Sevilla. Recordando la escena de por la mañana en la fábrica, le dije: Apostaría a que no es usted cigarrera. No, señó; soy planchadora. ¿De Sevilla? De Badajoz. ¡Ah! ¡Es usted extremeña!

El marido experimentaba impresiones contrarias; sentía el regocijo íntimo del orgullo satisfecho, y al mismo tiempo, no acabando de comprender cómo Aldea le había podido elevar hasta ser pater patrie, sentía vagamente el disgusto de tener que agradecer a tal hombre, a un cualquiera, tamaña honra.

Este, que se había acostumbrado a mirar desde su provincia el título de miembro de la Academia Francesa, no solamente como una especie de consagración de la gloria de un hombre, sino de una familia, como un sacramento de la fama legítima y contra la cual la posteridad no osaría protestar jamás, estaban en extremo satisfecho.

El duque lo notó, receló, pero sin embargo disimuló y ocultó profundamente su recelo. ¿Qué os sucede? le dijo ¿no estáis satisfecho de las ventajas que acabamos de alcanzar?

Casi se había decidido a renunciar a su amistad. Pero Fernando la interrumpió: Todo ha terminado: se lo juro... ¡Terminado para siempre! Yo no tengo en el buque otra amiga que usted. Y lo decía de todo corazón, contento de estar al lado de Mina, satisfecho de la ternura con que ella le contemplaba.

Quiero nieve, dijo el hombre rico. Entonces empezó a nevar. Llegó el mes de abril. Ahora quiero lluvia, dijo el hombre rico. Entonces empezó a llover. Muy bien, dijo el hombre, pero ahora quiero un tiempo caluroso. Entonces 35 hacía sol y el hombre estaba satisfecho con sus viñas y con el tiempo. Así el hombre hacía el tiempo todo el verano. Llovía cuando quería y hacía sol cuando quería.

Entregaba una hoja, después de garrapatear algunos signos, y recibía las monedas de cobre. Isidro mostrábase satisfecho de su nuevo alojamiento. Por una ventana contemplaba el río, casi a sus pies, y en la orilla opuesta las praderas pintadas por Goya, los cerros en cuya cumbre se aglomeraban los cipreses y mausoleos de los cementerios de la Almudena y San Isidro.

Decís, don Federico observó la marquesa , que en España cada cual está satisfecho con lo que le ha tocado en suerte. ¡Ah doctor! ¡Cuánto siento decir que ya no somos en esa parte lo que éramos!

Sarto, al oírme, tomó y estrechó mi mano. A la mañana siguiente di algunas órdenes y me sentí más satisfecho que nunca. Había puesto manos a la obra, al trabajo, y éste, ya que no cura el amor, es por lo menos como un narcótico que nos permite olvidarlo temporalmente.

Y la nube se abrió y de sus flancos corrieron torrentes de agua que inundaron los valles, devastaron las mieses y ahogaron las bestias; pero nada podían contra una roca, a pesar de embestirla el oleaje por todos lados. 40 Entonces gritó la nube: Esa roca es más poderosa que yo; quisiera ser roca. Y el ángel desciende del Cielo y le dice: ¡Que tu deseo sea satisfecho!