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Actualizado: 27 de mayo de 2025
Navegó juntamente con él Roger algunos años, y ganó tan buena opinion en el ejercicio que profesaba, que la Religion le recibió por suyo, dándole el hábito de fray sargento, en aquel tiempo casi igual al de caballero.
Decid al sargento mayor don Juan de Guzmán, pero no digáis á mi amante exclamó con altanería Luisa ; sobre todo, no deis mal ejemplo á vuestra hija diciendo delante de ella tales cosas. ¡Mi hija...! ¡tan perdida como vos! ¡Padre! exclamó con su dulce voz la Inesilla ; es verdad que quiero á Cristóbal, pero le quiero para mi marido... y mirad, señor, que mi madre es una mujer honrada.
¡A la orden, señor comisario! Y el comisario un viejo criollo, de cara bonachona y sonriente alzó la vista, me miró, y dijo: "Esperá", mientras concluía la tarea de poner el sobre escrito a una carta. ¡Decime, che!... ¿Has sido sargento del sexto? ¡Sí, señor!
Después de mucho vacilar, el sargento le permitió volverse a su casa, aunque acompañado de un carabinero que averiguase si efectivamente alojaba en la posada que decía. Irritado por aquella aventura peligrosa y ridícula, se presentó al día siguiente en casa de la generala, sin tomar precaución ninguna, y la manifestó que no quería oír hablar de citas misteriosas.
Pues ya que no os despego de mí, callad, que no puede ser hablar y correr. Y el bufón siguió á gran paso, porque á gran paso iban el sargento mayor y la Dorotea.
¡Alto a la polecía!... ¡No se mueva naides! Vino el dueño de casa y se acercó al que gritaba, que no era otro que el sargento de policía que andaba de recorrida: ¿Qué busca, mi sargento, por estos pagos? ¿En qué le podemos servir? ¡En nada, amigo!... ¡A ver, caballeros, formensén en ese limpio : vamos a revisar las papeletas !
A las tres de la mañana caminamos, y á las once llegamos al Rio de las Flores, donde se hallaba acampado el Sargento Mayor D. Bernardo Lalinde: anduvimos 10 leguas por el rumbo del E cuarto SE: observamos en la latitud S de 35 grados 20 minutos.
¿Y los heridos se han quedado en medio de la calle toda la noche? No; han llegado de Saverne esta mañana, y dentro de una o dos horas, así que los caballos descansen, se pondrán en camino para Sarreburg. En aquel momento el sargento, que acababa de restablecer el orden en los carros, entró frotándose las manos. ¡Vaya, vaya!
Así que perdí de vista estas montañas, ya me sentí otro hombre, y canté y retocé como los demás. ¡Qué palos me tienen costado estos retozos! Había un sargento en mi compañía que nunca prevenía las cosas más que una vez. Decía que él no era reloj de repetición. Á la segunda hablaba con el garrote.
¿Y como hombre? Todo un barbián. Nada de hipocresía y de llevar la cabeza baja. Bien se le conoce que fue soldado en su juventud. Tía Tomasa se acuerda de haberle visto en el claustro con casco de crines, charreteras de sargento y un chafarote que armaba gran estrépito.
Palabra del Dia
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