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Actualizado: 6 de mayo de 2025


Bebió el agua milagrosa, mezclándola con las lágrimas que arrancaban á sus ojos la piedad y el dolor, y penetró en el santuario, donde pasó orando y llorando la mayor parte de la mañana. Cuando salió á recorrer aquellos campos, hollados por la planta del santo labrador, vió que el cielo se había nublado, y oyó decir á las gentes que se le iban á mojar las polainas al Santo.

Cerca de aquel modesto santuario había un rico manantial, conocido por la Fuente-Santa, nombre que debió á la catástrofe ocurrida á catorce Obispos que, refugiados en la dicha ermita cuando la invasión de los árabes, fueron descubiertos por éstos y degollados bárbaramente sobre el cristalino manantial, rojo luego con la sangre de aquellos ilustres mártires .

Una tarde de lluvia, en que estaba malucho de salud, vagando por la casa sin saber qué hacer, acabó por abrir el armario con una emoción sacerdotal y tiró de un volumen, el más grande, como si fuese un dios misterioso extraído de su santuario.

Don Álvaro, que sabía presentarse como un personaje de novela sentimental e idealista, cuando lo exigían las circunstancias, era en lo que llamaba El Lábaro el santuario de la conciencia, un cínico sistemático. En general envidiaba a los curas con quienes confesaban sus queridas y los temía.

Abd-el-rhaman se propuso satisfacer esta necesidad; no levantó ya un templo para su corte, levantó un segundo santuario para el islamismo, levantó una mezquita que rivalizara con la de la Meca y fuese otro lugar de peregrinacion para todo el que creyese en el nuevo enviado de Alá sobre la tierra.

Ninguna, sin embargo, ha derribado y arrojado del santuario de mi alma la venerada imagen, puesta allí sobre todo lo terrenal y caduco, de la mujer que me reveló a mismo mi ser propio: que tal vez con la virtud creadora de su amor sembró en mi espíritu el germen de todo lo bueno y de todo lo noble que he podido hacer en mi vida.

Insistió el obispo y llevo á cabo su propósito, y en señal de haberlos visitado se llevó un cáliz de S. Sebastian y una lámpara del santuario. El cabildo apeló y se quejó al Papa, y en agosto de 1519 obtuvo sentencia favorable.

Llegada a la puerta, mojó los dedos en la pila de agua bendita, y como si no pudiera resolverse a un adiós definitivo, volvió a arrodillarse en la nave para rezar de nuevo. Por fin, dejó aquel sombrío santuario, patria de su alma, y cuando la vi marcharse sola con aquella gran pena en su juvenil corazón, tan pequeña, tan débil, no tenía ya gana de reírme de su traje. ¡Pobre niña!

Con su prodigioso santuario, Catamarca no ha podido aún salir de la pobreza consuetudinaria, y con la agricultura científica, Mendoza ha aumentado sus recursos de medio a cuatro y medio millones de pesos en 25 años, aún teniendo adentro, como las manzanas averiadas, a los más hábiles despojadores de viudas ricas y beatas, que pagan el más alto tributo al miedo religioso, en dinero acumulado por sus maridos descreídos que pasa al activo de la riqueza eclesiástica.

Sin olvidar, amiga mía, la casa de enseñanzas superiores, que ha de ser santuario de la verdadera ciencia... EVARISTA. Bien sabe el amigo Pantoja que no ceso de pensar en ello. En ello pensamos noche y día. MARQU

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