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Actualizado: 6 de mayo de 2025
La joven introdujo á Cipriano en una pequeña pieza, especie de santuario en el que la señora de Freneuse había reunido todo lo que le recordaba á su hijo, retratos, libros, dibujos, que representaban allí al que la infeliz mujer no había dejado de llorar, á pesar de sus faltas.
39 Porque a las cámaras han de llevar los hijos de Israel y los hijos de Leví la ofrenda del grano, del vino, y del aceite; y allí estarán los vasos del santuario, y los sacerdotes que ministran, y los porteros, y los cantores; y no abandonaremos la Casa de nuestro Dios. 2 Y bendijo el pueblo a todos los varones que voluntariamente se ofrecieron a morar en Jerusalén.
7 [Zain]: Desechó el Señor su altar, menospreció su Santuario, entregó en mano del enemigo los muros de sus palacios; dieron grito en la Casa del SE
23 Pero no entrará del velo adentro, ni se acercará al altar, por cuanto hay falta en él; y no ensuciará mi santuario, porque yo el SE
»Sea su planta parecida á la de las basílicas del Crucificado, para que la casa de Dios oprima la casa de los ídolos: atrio, pórtico, naves y santuario; todo en un recinto de cuatro ángulos y cuatro lados, como la santa casa de la Meka .
Quería llegar hasta el santuario del único ídolo en que siempre había de creer, porque era el solo a que no podía tocar. Eran más de las diez de la noche, y los duques, que se habían marchado con su hija a la ópera, no volverían probablemente hasta muy tarde.
7 Y aun cerraron las puertas del pórtico, y apagaron las lámparas; no quemaron incienso, ni sacrificaron holocausto en el santuario al Dios de Israel. 8 Por tanto la ira del SE
De ello proviene también algo de muy lamentable ó de muy risible, según el humor con que se considere: un divorcio casi completo entre lo literario y lo ameno ó interesante, sobre todo en el teatro, que es por donde el vulgo, que apenas lee, penetra en el santuario de las letras.
Maldición sacrílega escapose de sus labios, y renegó de que hubieran venido a estar tan cerca su deshonra y el santuario donde le habían dorado la infame píldora de su ilusión. En otros términos: él había ido allí en busca de una hostia, y le habían dado una rueda de molino... y lo peor era que se la había tragado.
La señorita de Elorza prometía secretamente en el santuario de su alma guardar la misma fidelidad al primer novio que la Providencia le deparase, e imitar su fortaleza en las adversidades.
Palabra del Dia
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