Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 6 de julio de 2025


A lo cual respondió el caído: -Harto rendido estoy, pues no me puedo mover, que tengo una pierna quebrada; suplico a vuestra merced, si es caballero cristiano, que no me mate; que cometerá un gran sacrilegio, que soy licenciado y tengo las primeras órdenes. -Pues, ¿quién diablos os ha traído aquí -dijo don Quijote-, siendo hombre de Iglesia? ¿Quién, señor? -replicó el caído-: mi desventura.

Era un recogimiento de iglesia, impregnado de misterio, un silencio grave, poético, solemne, y parecía sacrilegio turbarlo con una frase o un ademán. Los paseantes comenzaban a retirarse, y el leve crujido de la arena revelaba sus pasos lejanos.

Lo que causa verdadera pena al ánimo, es el observar las mutilaciones horribles que los viajeros, en su mayor parte ingleses, han prácticado con un grande número de estatuas de las infinitas que coronan el templo. Es un verdadero sacrilegio maltratar las obras del genio y dejar atras á los bárbaros, que sin duda las respetarian.

Cómo quieres que un pobre llame a tu puerta, si no le das limosna, rica avarienta. Y los pueriles conceptos que guardaban, adquirían en sus bocas una importancia excesiva, parecían sentencias sagradas, fórmulas misteriosas y amables que nadie podía tocar sin cometer un sacrilegio. El aire se poblaba de aquellas notas suaves, prolongadas.

Tal concepto tenía formado de la duquesa de Gandía, que le pareció un sacrilegio la revelación del tío Manolillo. Eso es imposible; imposible de todo punto; tu lengua ponzoñosa nada respeta; es una calumnia infame. La duquesa de Gandía es una santa.

Para evitarlo, salió de la iglesia de la Merced el Señor Sacramentado, cuya diligencia no sirvió de otra cosa que á aumentar el delito de aquellos bárbaros con el mayor sacrilegio: porque desprendidos de toda humanidad, faltaron tambien á la veneracion y respeto debido al Dios de los cielos y tierra, pues no hicieron caso de su presencia real, y continuaron el asalto de la casa.

Hay en la mujer que se ama no qué divinidad, cuyo secreto parece que uno solo posee, que sólo á uno pertenece y cuyo velo no puede ser tocado por una mano extraña, sin hacernos sentir un horror que no se parece á otro alguno: el estremecimiento de un sacrilegio. ¡No es solamente un bien precioso que se nos arrebata; es un altar que se profana en nosotros, un misterio que se viola, un Dios que se ultraja! ¡Ved ahí los celos, al menos los míos!

¡Ay qué Dios! ¿Y para preguntar por la salud del sobrinito te estás media hora de pitorreo con la tía?... Mira, Antonio, no quieras meterme los dedos por los ojos... ¡Líbreme Dios de ese sacrilegio!... Lo que quiero es meter los labios ahora mismo. ¡Ea! no me vengas con monerías de gata tripera... Confiesa que te gusta aún María... Vete con ella bendito de Dios y déjame á el alma quieta...

Cuando esto se hace, resulta el sacrilegio, que no se motiva ni funda bien, á no seguir el poeta las huellas de Baudelaire, y entregarse al diablo.

Aparte que, si no recuerdo mal, cuando estudié en el Instituto, el profesor de Historia nos decía que no cuál emperador romano había adoptado para el ejército el calzado que usaban los españoles. Fábulas replicó, despectivo, Apolonio . Los españoles sólo han inventado la alpargata, que es, ya lo he dicho anteriormente, un insulto a la divinidad, un sacrilegio zapateril.

Palabra del Dia

buque

Otros Mirando