Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 3 de mayo de 2025
El antiguo abogado apareció, con aire de inquietud, no sabiendo si manifestar cordialidad ó reserva. La actitud de Roussel aumentó su indecisión: el mortal enemigo de la señorita Guichard estaba allí como en su casa y Clementina no parecía dispuesta á hacerle arrojar á la calle. ¿Quieres tener la bondad, amigo mío, de enviarme á Herminia y al señor Aubry?...
De este modo, sin que yo pretenda igualar las producciones al compararlas, fray Luis de León imita á Horacio en La vida del campo, y compone una oda que Horacio ni siquiera entendería, si sabiendo bien el español resucitase.
El autor de la obra no se había andado con tafetanes, apelando muy á menudo á recursos heróicos. Tan luego como un diálogo se hacía difícil, un monólogo se agotaba, ó una escena no tenía fácil salida, el autor la encontraba bien sencilla en el momento, y al efecto se dió un caso en que la reina mora no sabiendo qué decir, roba en pleno consejo ante el mismísimo rey cristiano una princesa.
Si en el primer momento no puede uno ménos que hacerse la reflexion que he apuntado sobre la inquietud del espíritu del hombre, al salir de la ermita y aspirar de nuevo el aire embalsamado del bosque y las praderas, sabiendo ya que la obra se debe al trabajo paciente y prodigioso de un solitario, infatigable en cavar durante veinte años, tambien se dice uno con orgullo y consuelo: Si el genio humano y el trabajo pueden producir una obra tan notable en lo inútil, qué no han de producir cuando los inspira una idea fecunda y una gran necesidad de creacion!
Me envió un telegrama desde Niza preguntando por tu salud a los tres días de la desgracia. Indudablemente se enteró por los periódicos. Han hablado de ti en todas partes, como si fueses un rey. El apoderado había contestado al telegrama, no sabiendo después nada de ella.
Entonces, sabiendo que ha conseguido usted leer el secreto escrito en esas cartas, han intentado sellar sus labios para siempre exclamó al fin, en una voz dura y mecánica, casi como si hubiera estado hablando consigo misma. ¡Ah! ¿no se lo previne en mi carta? ¿no le he dicho que el secreto está tan bien e ingeniosamente guardado, que no conseguirá nunca saberlo o sacar provecho de él?
Tónica saldría de casa con su vieja amiga; y él, no sabiendo qué hacer, decidióse a ir en busca de su tío. A las once salió a la calle. La mamá y las hermanitas estaban dando la última mano al tocado de circunstancias: el crujiente vestido de seda, el velo de blonda, y al puño el rosario de oro y nácar.
Esperamos conocer el secreto del cardenal Sannini fue mi franca respuesta, sabiendo bien que él estaba en posesión de la verdad, y sospechando que, junto con el inglés tuerto, había sido también socio de Blair.
7 Y pasado espacio como de tres horas, sucedió que entró su mujer, no sabiendo lo que había acontecido. 8 Entonces Pedro le contestó: Dime, ¿vendisteis en tanto la heredad? Y ella dijo: Sí, en tanto. 9 Y Pedro le dijo: ¿Por qué os concertasteis para tentar al Espíritu del Señor? He aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te sacarán.
Por su gigantesca estatura descollaba sobre los demás hombres. Ágil y fornido, los dominaba y acaudillaba. En su desesperación, no sabiendo a qué arbitrio recurrir, los tripulantes decidieron volver atrás con diferente rumbo, o para ver si hallaban alguna tierra en que remediarse, o para ver si lograban aportar al Japón o volver a la China o a la India.
Palabra del Dia
Otros Mirando