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Actualizado: 3 de junio de 2025


Algo había en aquella cabeza, para ofrecer el fenómeno de que sabiendo cuanto había que saber en materia de libros, y siendo el almacén de apuntes y datos y noticias más colosal que ha existido en el mundo, jamás hiciese cosa de provecho.

Pues que D. Pedro de Toledo seguía diciéndole que no dependía de la voluntad del Rey ni de la de su Ministro una gracia opuesta á las atribuciones del Santo Oficio , sabiendo bien á qué atenerse, evidentemente esquivaba la ocasión de destruir las ilusiones del pobre anciano, restringidas al único pensamiento de dejar los huesos en tierra española.

Esta villa lleva el nombre del Capitan Lujan, que vino con D. Pedro de Mendoza á la fundacion de la capital de Buenos Aires; y habiéndose hallado en la reñida funcion de la Matanza, distraido en la persecucion de los indios, se extravió, y no sabiendo volver, se halló muerto de hambre y herido al lado de su caballo, junto al arroyo que por eso llaman Lujan, y pasa junto á la villa.

Nuestra moral es simple y valiente: se resigna á la compañía de los hombres, sabiendo que no existen los ángeles, y los acepta tales como son. No pasa la vida orando y contemplando lo perfecto y lo eterno, sino que arrostra el encuentro de lo malo y de lo feo y hasta los busca ya que existen, para combatirlo; y triunfar de ellos.

PANTOJA. No a qué guardas reservas conmigo, sabiendo lo que me interesa tu existencia, tu felicidad... Pues si le interesa mi felicidad, alégrese conmigo: soy muy dichosa. PANTOJA. Dichosa hoy. ¿Y mañana? ELECTRA. Mañana más... Y siempre más, siempre lo mismo.

Dudó ella un momento con el ceño fruncido, no sabiendo si enfadarse por estas palabras, y al fin acabó por lanzar el gorjeo de su risa. Venga usted y nos sentaremos en aquel rincón. Con usted es imposible enfadarse. ¡Qué tipo tan interesante! Vamos a burlarnos un poco de toda esta gente... Nosotros hemos visto otras cosas.

Sanabre se encogió de hombros, no sabiendo qué decir, mientras Pepita seguía hablando.

Quejábase amargamente porque su mujer no servía para llevar el gobierno de la casa, porque él se veía obligado a hacerse cargo de él; y no obstante, sabiendo que su suegra servía muy bien para el caso, no quería entregárselo.

No sabiendo que pensar de Persepolis, se determinó á visitar á los magos y á los literatos, lisonjeándose de que alcanzarian estos el perdon de todo lo restante del pueblo, porque unos se aplican á la sabiduría, y á la religion los otros.

D. Francisco, que siempre procuraba En el real servicio señalarse: Como supo que este indio se jactaba De ser Señor, acuerda de tornarse De Potosí, y al Cuzco se bajaba; Y sabiendo podia confiarse De Loyola, esta empresa le ha nombrado, Y en breve mucha gente le ha entregado.

Palabra del Dia

cabalgaría

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