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Actualizado: 11 de mayo de 2025
Un sábado por la noche salió de casa, bajó rápidamente el camino de Entralgo, subió á Canzana y después de rodear algunas veces la casa del tío Goro y cerciorarse de que aún estaban levantados, llamó quedo á la ventana de la cocina y comenzó á hablar disfrazando la voz, como hacen allí los mozos cuando salen de noche á galantear. El tío Goro se había retirado á descansar.
Hiéraos Dios de la plaga con que mató á aquellos que dexaron las carnes de los puercos de Egypto. Tal ventura os entre por la puerta, que vosotros y vuestra familia amanezcais tullidos, como la hermana de Moyses. Apedreados seais con aquellos que hallaron apañando leña el Sábado. Fuego se levante en vuestras casas que os queme, como salió de la casa de Choreb, que lo quemó á él y á sus compañeros.
Habían pasado la semana pensando en el sábado, en la vuelta a casa, para sentir el calor de la familia, después de seis días de amontonamiento. Era el único consuelo del pobre, el triste descanso de una semana de fatigas, y les habían robado una noche y una mañana. Sólo les quedaban unas cuantas horas: así que anocheciese tenían que estar de vuelta en Marchamalo.
Es dulce y agradable para una zagalita el contar á otra sus secretillos y aun las menudencias de su vida... «¿Has lavado ayer?... ¿Cuándo te has comprado esos corales?... ¿Estuvo aquél en tu casa el sábado?...» Pero es mucho más agradable bailar un rato con el galán preferido.
Quédense ustedes.... Ya ha pasado la hora de paseo. No puedo dijo Castro . Hoy como en casa de su hermano. ¡Ah! verdad que es sábado, no me acordaba. ¿Come usted todos los sábados en casa de tía Clementina? preguntóle por lo bajo Esperancita con inflexión extraña. El lechuguino la miró un instante. Casi todos como en casa de su tío Tomás. Tía Clementina es muy guapa y muy amable.
22 Y llamando a su marido, le dijo: Te ruego que envíes conmigo a alguno de los criados y una de las asnas, para que yo vaya corriendo al varón de Dios, y vuelva. 23 Y él dijo: ¿Para qué has de ir a él hoy? No es nueva luna, ni sábado. Y ella respondió: Paz. Y cuando el varón de Dios la vio de lejos, dijo a su criado Giezi: He aquí la sunamita.
Quedaron admirados de tan gran prodigio, y sintieron en sus corazones grandes afectos de piedad y religion, con que les creció el ánimo, y tuvieron por cierta la victoria, pues con tan claras señales el cielo les favorecia. Reposaron aquella noche, no con poco cuidado de que fuese la última de su vida. Sábado por la mañana que fué el siguiente, á los 21 de Junio salieron de sus murallas y reparos.
«Llegado el sábado, sigue contando, estando puesto un altar con imagen y velas encendidas, se comienza la salve y todos somos cantores: todos hacemos de garganta. No fuimos en nuestro canto por terceras, quintas ni octavas, sino cantando á un tiempo todos ocho tonos y más otros medios tonos y cuartas.
El barbero, obedeciendo la consigna, se acercaba, le embadurnaba la cara de jabón y le despojaba bonitamente de las barbas sin que don Jaime se despertase más que a medias. Echaba otro sueño, y al despertarse de veras solía decir a la criada que le servía el chocolate: Hoy es sábado; que llamen, al barbero.
Sí, por variá... No hay un día en que no la arme ese gachó con too María Santísima. ¿Quién es él? No... ¡Un disinificante! Pues ella tiene tipo de niña candorosa muy agradable. No pensé que tuviera novio. ¡Oh! «No hay sábado sin sol, ni mosita sin su amor», como esimo aquí. La imagen de Gloria surgió de improviso en mi cerebro al escuchar estas palabras.
Palabra del Dia
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