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Permanecía el gigante en voluntaria inmovilidad, con los ojos entornados y lanzando una respiración ruidosa. De pronto creyó oir un ligerísimo susurro semejante al de unos insectos arrastrándose sobre la arena. Ya están aquí dijo mentalmente. La camiseta que cubría su pecho se agitó con un leve tirón.

Por lo que le había dicho Catalina, sabía que el aya acogería su proposición con una alegría, si no ruidosa, por lo menos sincera. Sin embargo, su tono familiar y el giro atrevido de sus frases habían asustado a Marta, y, aunque hubiese conservado en sus labios una sonrisa fingida, había en su mirada algo de severo que detuvo a Mathys imponiéndole ser más respetuoso y reservado.

Tal vez su ruidosa alegría dependiera del mal estado de sus nervios, fuese una continuación de la crisis. Así que con timidez le insinuó la idea de acostarse. Elena protestó inmediatamente. Se hallaba admirablemente: no sentía ningún sueño.

La gente alegre y ruidosa, los labradores, la chavalería de gorrilla y tufos o de falda almidonada y pañuelo de seda, seguía por el pretil del río mirando la larga fila de casetas, en las que se aburrían los feriantes esperando al comprador que nunca llegaba.

Para la energía no basta un acceso momentáneo; es necesaria una pasion fuerte, pero sostenida por algun tiempo. En el ímpetu hay explosion, el tiro sale, mas el proyectil cae á poca distancia; en la energía hay explosion tambien, quizas no tan ruidosa, pero en cambio el proyectil silba gran trecho por los aires, y alcanza un blanco muy distante.

¡Precioso, precioso! repetía el Duque con su acento arrastrado, enfilando el monocle principalmente a las giraldillas. El duque de Tornos decía una verdad. Pocos espectáculos tan bellos y risueños podían ofrecerse en paraje alguno de la tierra. La romería, antes de morir, se agitaba con un frenesí de alegría ruidosa.

Al terminar la misa, el órgano comenzó a rugir una marcha desordenada y ruidosa, algo así como una danza salvaje, mientras se ordenaba la procesión. Fuera de la catedral sonaban las campanas.

Todas ellas ostentaban en sus birretes los varios colores de las catorce Facultades que clasifican la sabiduría entre los pigmeos. El cortejo fué desapareciendo lentamente bajo la mesa. Sintió el gigante una ruidosa agitación junto á sus pies, pero hizo esfuerzos por mantenerlos inmóviles, temiendo provocar una catástrofe.

Cataluña, Leon y Galicia, sufren alternativamente el tremendo azote: no hay año en que el Atila del décimo siglo no alcance contra los reyes de la trabajada España una ruidosa victoria.

A trechos, en las paredes, mostrábanse, clavados, grandes carteles con versos valencianos en letras de colores, ante los cuales el público de las primeras horas obreros que iban al trabajo, criadas, barrenderos, etc. , después de deletrear trabajosamente, soltaba ruidosa carcajada. Pero lo que a las dos hermanas les llamaba la atención era la falla.