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Actualizado: 23 de junio de 2025
De ahí la extraña monotonía del espectáculo. Aunque ninguno se rinde, de tiempo en tiempo un hombre ó una mujer sale del circulo de espectadores, le quita las velas á uno de los danzantes, le reemplaza sin ceremonia, y el que deja el puesto va á colocarse en la gran rueda, impasible como un tronco, sin revelar cansancio, ni placer, ni pena, ni zelos, ni amor, ni emocion alguna.
Por su parte, Lope acaso buscando el efecto de castigar la tiranía de don Tello por la mano de un rey adolescente, con lo que hace brillar con mayores fulgores el prestigio real; como en Los Novios de Hornachuelos el valetudinario Enrique III, que tiembla con el frío de la cuartana, rinde al tirano de Extremadura lo supone acaecido en los comienzos del reinado de Alfonso y acumula alusiones a hechos históricos de esa época.
Un instante después se oyó el ruido seco que hacía la espada de Roger al romperse, quedándole tan sólo en la mano un pedazo de hoja de no más de tres palmos de largo. Vuestra vida está en mis manos, exclamó Tránter con triunfante sonrisa. ¡Teneos! ¡se rinde! exclamaron á una varios escuderos. ¡Otra espada! gritó Gualtero. Imposible, dijo Rodolfo; sería contra todas las reglas del duelo.
Mi paquidermo da un bote hacia adelante, y ya estoy en otra línea de observación: la de los horóscopos y astrologías, que es ciencia no por olvidada menos respetable. Si yo fuera joven, no seguiría adelante, porque ¿qué vale toda la ciencia ante estos dos hechos tan sencillos: que esta joven es bonita y que se rinde a ciertas proclividades?
El palmito del coco, es sin género de duda, el más sustancial y delicado de cuantos dan toda la diversidad de palmas. Al toque de oración en Filipinas se le rinde culto. Todo indio á la muerte del día, recoge su espíritu y pronuncia una oración mirando al Oriente.
Todo lo cual se ha confirmado después acá con las veces, que han sido muchas, que él ha salido al camino, unas a pedir a los pastores le den de lo que llevan para comer y otras a quitárselo por fuerza; porque cuando está con el accidente de la locura, aunque los pastores se lo ofrezcan de buen grado, no lo admite, sino que lo toma a puñadas; y cuando está en su seso, lo pide por amor de Dios, cortés y comedidamente, y rinde por ello muchas gracias, y no con falta de lágrimas.
Ya no se le ocurría todo aquello de capricho, vanidad, lo que me dé la gana, un día, una hora... La quería por suya como se desea la felicidad, sin fijar término ni plazo, lo antes posible y para siempre: ya no era el temible Burlador de Sevilla, que seduce, logra y desprecia, sino el Tenorio apasionado que se rinde a doña Inés.
Nunca ha llegado a tener al amado: al único, al verdadero y legítimo esposo; al que exclusivamente y para siempre se rinde la voluntad y se entrega y se abandona la vida. Sin él no se concibe goce.
Casi siempre se rinde fiel homenaje á las costumbres nacionales, y se les da animación y vida, y todo esto, juntamente con las excelencias indicadas, infunde tal placer, que casi se olvida por completo la seca y hasta repugnante historia que constituye su fondo.
Ni una mirada para ese espectáculo brillante y ruidoso, ni una sonrisa para ese murmullo de admiración que la sigue, para los homenajes que la rinde la más alta nobleza de Sevilla y de Córdoba. Nada puede distraerla de sus santos pensamientos. Huérfana, rica, se entrega a Dios, y en su representación a la superiora de Santa María.
Palabra del Dia
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