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Actualizado: 3 de julio de 2025
En un retrete inmediato estaban todavía las cuerdas de las campanas; una, más delgada que las otras, movía la campana clara y sonora, que llamaba los fieles a misa; otra hacía vibrar el bronce retumbante y melodioso, como una banda de música militar; grave, aunque animada, en compañía de sus acólitas, menos estrepitosas, anunciaba las grandes festividades cristianas.
La nuestra es la «Villa Sol», nombre retumbante y pomposo para tan modesta casita. La verdad es, sin embargo, que está bañada de sol de la mañana a la tarde, lo que parece que es muy bueno para mi salud. Estoy tan débil todavía, que me cansa el escribir y aquí hago punto, a pesar de todo lo que tengo todavía que decir a usted. Otra vez será.
Pequeña y corta, la primera parece un tambor mayor con las piernas cortadas, pues goza de una estatura desmesuradamente larga, con relación a los miembros inferiores. En pie es una enana; sentada parece inmensa. Su voz, retumbante, hace eco en todos los departamentos que tienen la suerte de recibirla; habla alto y firme y no admite que se discuta con ella.
Ella siguió rumiando su despecho, y en la tempestad de nubarrones que se desató en su cerebro, brillaban relámpagos que decían: «¡Arcachón!». En el retumbante son de esta palabra, más chic y simpática aún si era emitida por la nariz, iba como envuelto un mundo de satisfacciones elegantes.
Al relatar su ensueño ante el emperador y su corte, cantó con expresión tan vagorosa y dulce, los brazos caídos y la extática mirada en lo alto, como si viese llegar montado en una nube al misterioso paladín, que el público no pudo contenerse ya, y como la retumbante descarga de una fila de cañones, salió de todos los huecos del teatro, hasta de los pasillos, la atronadora detonación de aplausos y gritos.
La buena señora, que quizas conciliaria dificilmente el sueño, agitada por espectros y fantasmas, dispierta al retumbante ruido: levántase despavorida, corre presurosa de una á otra parte; ve en los aposentos desiertos alguna luz, por la sencilla razon de que nadie cuidó de cerrar las ventanas, y por ellas penetran los rayos de la luna; por fin llegan á sus oidos las voces misteriosas que no debieron de ser mas que los silbidos del viento, los crujidos de alguna puerta mal segura, y tal vez el remoto maullo del malandrin que salido por la buhardilla se va á trabar refriegas por la vecindad, sin pensar que sus maldades tienen en congojosa cuita á su dueña y bienhechora.
Y entre el sordo galope del caballo, oí la voz de dolor de Margarita, que me gritaba: ¡Adiós! ¡Luis! ¡adiós! ¡hermano mío! ¡ruega á mi padre que no me maldiga! ¡pide á mi madre que me dé su bendición!... Y Margarita seguía hablándome, pero el caballo se había alejado, y el sonido seco, retumbante, de su carrera, envolvía las palabras de Margarita.
Es decir, de una manera rotunda, decidida, nerviosa, fuerte, retumbante. Quien llama así en una casa debe tener derecho para entrar ó fuerza, lo que no es lo mismo, ó las dos cosas á la vez. Hemos dicho que le abrieron; ahora debemos decir que, apenas encontró franca la puerta, el bufón se lanzó sobre el criado que le había abierto, que era un escudero viejo.
Allí andaba discutiendo con los hombres y echando mucha palabra retumbante... Se me figura un muñeco de Scropp con su fraquito sietemesino, y cuando habla, lo mismo que cuando anda, parece que le han dado cuerda con una llave... María es la que se está poniendo hermosísima.
Palabra del Dia
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