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Actualizado: 4 de julio de 2025


Pilar estaba muy agitada, y ardía de sed; a cada paso Lucía le llegaba a los labios el pistero de agua de goma, previamente templada en una estufilla. Por la tarde vino Duhamel, y se cercioró de que los revulsivos habían logrado aclarar un poco la voz de la enferma y facilitar su respiración congojosa. No obstante, la calentura era alta, el sudor se había suprimido.

cipo fúnebre; estela que Natura levanta a la virtud; superno centinela que siempre, siempre vela de mi amada la frígida quietud; mirtácea esplendorosa...! ¡Quién pudiera en tus fibras inyectar la esencia misteriosa del alma congojosa que no ha podido el llanto debelar! Comtemporáneo. Frisaba con los 17 años cuando publicó en Manila su colección de poesías Luzónicas. Es natural de la Pampanga.

Vinieron a mi memoria las alegrías de los quince años, las fugitivas amarguras del primer pesar, la tortura congojosa del primer desengaño. ¡Mísera humanidad en la cual todo pasa y perece!

La magnolia, nuestra antigua conocida oyó, a las últimas luces de la tarde, el final de esta conversación congojosa.

«Era verdad, no tenía madre como él, estaba más sola que él». Entonces el amor de don Fermín sintió la lástima inefable que sólo el amor puede sentir; se acercó a la Regenta, le tomó las manos. A ver, a ver, ¿qué ha sido? a me han dicho... pero qué ha sido... a ver... decía la voz trémula y congojosa del Magistral.

Hallóle paseándose por el patio de su casa, y, viéndole, se dejó caer ante sus pies, trasudando y congojosa. Cuando la vio Carrasco con muestras tan doloridas y sobresaltadas, le dijo: ¿Qué es esto, señora ama? ¿Qué le ha acontecido, que parece que se le quiere arrancar el alma? -No es nada, señor Sansón mío, sino que mi amo se sale; ¡sálese sin duda!

La buena señora, que quizas conciliaria dificilmente el sueño, agitada por espectros y fantasmas, dispierta al retumbante ruido: levántase despavorida, corre presurosa de una á otra parte; ve en los aposentos desiertos alguna luz, por la sencilla razon de que nadie cuidó de cerrar las ventanas, y por ellas penetran los rayos de la luna; por fin llegan á sus oidos las voces misteriosas que no debieron de ser mas que los silbidos del viento, los crujidos de alguna puerta mal segura, y tal vez el remoto maullo del malandrin que salido por la buhardilla se va á trabar refriegas por la vecindad, sin pensar que sus maldades tienen en congojosa cuita á su dueña y bienhechora.

Palabra del Dia

chapuzones

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