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Actualizado: 24 de octubre de 2025
Se tapa y se deja cuatro días, teniendo cuidado de darle vueltas a menudo con una palita de madera; pasado ese tiempo, se embotella y tapa con buen corcho. JABÓN DE SEBO. Se pone en una caldera a propósito todo en frío: Agua 6 litros. Sebo de vaca 2 kilos. Sosa cáustica 1/2 Resina 1/2 Aceite de coco en pasta 50 gramos. Sal cristalina 5
La Naturaleza fue su nodriza y compañera de juego, y tan pronto deslizaba entre las hojas flechas doradas de sol que caían al alcance de su mano, como enviaba brisas para orearle con el aroma del laurel y de la resina, le saludaban los altos palos campeches familiarmente, y somnolientas zumbaban las abejas, y los cuervos graznaban para adormecerlo.
Tan luego espira un individuo de aquellas razas se busca un tronco de la palma llamada Hagol, se le deja solo la corteza resultando un ataúd cilíndrico dentro del que colocan el cadáver, y después cierran los dos extremos de aquel tronco hueco con tablas que calafatean con resina blanca.
No olvidará tampoco la salida de la casa solariega, la ascensión por el camino que el día de su llegada le pareció tan triste y lúgubre.... El cielo está nublado; ciernen la claridad del sol pardos crespones cada vez más densos; los pinos, juntando sus copas, susurran de un modo penetrante, prolongado y cariñoso; las ráfagas del aire traen el olor sano de la resina y el aroma de miel de los retamares.
La tierra se recoge en un profundo silencio; murmuran los pinos; flota en el aire grato olor de resina. El cascabeleo de un verderol suena precipitado; calla, suena de nuevo. Y en la lejanía el dorado castillo refulge con un postrer destello y desaparece. Anochece. Se oye el traqueteo persistente de un carro; tintinea a intervalos una esquila.
Al verle don Simón a la luz de la fogata, con aquella cara, con aquel birrete de piel y envuelto desde el cuello hasta los pies en un capotón de monte, creyó estar contemplando a uno de los magos que él había visto salir alguna vez por escotillón en el teatro, entre llamaradas de resina.
No me huela el soldado á otros olores, Que al olor de la pez y de resina, Ni por gulosidad de los sabores Traiga aparato alguno de cocina, Que el que busca en la guerra estos primores, Muy mal podrá sufrir la corazina: No quiero otro primor ni otra fragrancia En tanto que Español viva en Numancia.
Satanás se presenta consternado, y dice al Príncipe de las tinieblas: Las riberas del Cocyto Deja animoso Luzbel, Y de la laguna Estigia Azufre, resina y pez. Del Averno los tormentos Suspende, si puede ser, Y de tu reino de llanto Cese el bullicio cruel. De tus furias el azote En ocio y suspenso esté, Y los condenados, todos, Orejas á mi voz den.
Se acerca la caldera al fuego, y con un palo se le da vueltas sin cesar. Se conoce que está hecho, en que al sacar a gotas en un plato quedan como lentejas y se desprenden. Si se saca a caja de madera, se pone antes una arpillera, y si es a moldes de hoja de lata, no hay que poner nada, sino sacarlo y dejar que se seque. Cantidades: Agua 13 litros. Aceite 13 Sosa cáustica 3 kilos. Resina 1
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