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Actualizado: 28 de octubre de 2025
Al llegar á este punto, uno de los de la reunión que, por lo visto, tenía noticia del mal talante con que el joven oficial se había resignado á acomodar su gente en la abandonada iglesia, le dijo con aire de zumba: Y á propósito de alojamiento, ¿qué tal se ha pasado la noche en el que ocupáis?
Esto es, que mi vida está reducida a querer decir lo que otros no quieren oír. A lo segundo, de si estaba contento con esta vida, le contesté que estaba por lo menos tan resignado como lo está con irse a la gloria el que se muere. ¿Y usted? le dije. ¿Cuál es su vida en Madrid? Yo me repuso soy muchacho de muy regular fortuna; por consiguiente no escribo.
Malo es siempre dar que hablar; pero dar que hablar sin motivo es malo y tonto. Don Paco depuso el enojo, no acertó a responder a Juanita con ninguna frase concertada y se fue, despidiéndose de ella resignado y triste. Pasaron días y vino el obispo, como se espetaba.
Belarmino, con gesto resignado e indiferente, lo abre y lo lee. Pero, apenas lo lee, se pone blanco. Una lágrima palpita en el borde de sus pestañas. Se pasa una mano por la frente. ¿Sueño? ¿Estoy soñando? Yo, ¿soy yo? No me facturan las beligerancias, la inquisición, el pongo y quito de los comensales. Resurréxit. Aleluya.
De estos pensamientos opuestos salía por fin resignado a la realidad inexorable, dispuesto a reconocer que si la pobre muerta no había sido tan bella como la amorosa fantasía la había pintado, tampoco había sido tan mala como él la veía en el rencor del abandono. Pero, no obstante, se sentía mortificado y dolorido. El tener que renunciar a la perfección imaginada le hacía mucho daño.
Seguramente, ésta no es del tipo resignado... En su humor agresivo y autoritario, adivinaba yo una rabiosa recalcitrante. ¿Pero cómo cerciorarme? Sin adivinar el precipicio que se abría ante mis pasos, me lancé inocentemente en la pelea preguntando a la Bonnetable si estaba satisfecha de haber permanecido soltera. ¡Dios mío, qué éxito!...
Hízose de rogar este cuanto sufría por una parte la prudencia y exigía por otra el decoro, y teniendo en cuenta sin duda que a buena hambre no hay pan duro, que a falta de pan buenas son tortas y que más vale pájaro en mano que buitre volando, marchó al fin resignado y majestuoso a representar en tierra extranjera la persona de Alfonso XII. Hubo también una dirección de segundo orden para el señor Pulido, y ofrecióse a Jacobo otra plenipotenciaría igual a la aceptada por Butrón.
Y á pesar de que estaba resignado á morir, agitó las piernas desesperadamente, queriendo elevarse sobre las traidoras blanduras. En vez de seguir descendiendo, notó que subía, y al poco rato pudo abrir los ojos y respirar, avisado por el contacto atmosférico de que había llegado á la superficie. No estaba seguro del tiempo que había pasado en el abismo.
Era un muchacho, pronto á ruborizarse cuando le obligaban á contar sus actos en la guerra. Despojado de su uniforme y sus insignias honoríficas hubiese parecido un pobre dependiente de comercio, resignado con su modestia é incapaz de salir de ella. Su aspecto contrastaba con las hazañas que al fin se decidía á confesar en fuerza de preguntas.
No importa murmuró él resignado y humilde . Por lo mismo.... Yo le serviré de padre, Lucía; yo respetaré tus sacros derechos como no los respetará tu marido, no. Seremos tres dichosos en vez de dos... nada más. Cogiola de la falda y la obligó blandamente a sentarse. Hablemos así, tranquilos.... Pero, ¿por qué no quieres?
Palabra del Dia
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