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Actualizado: 11 de septiembre de 2025


Las líneas citadas han impulsado á Lord Holland (modelo al cual se han ajustado casi todas las biografías de Lope), á suponer que nuestro poeta manifiesta falta de gratitud y de satisfacción propia, cuando divinizado por el pueblo, visitado por los grandes, lleno de honores y pensiones, cree, sin embargo, que su dicha no iguala á sus merecimientos. Fúndase el autor inglés, para opinar así, en la cuantía de las sumas, que, según dice Montalván, ganó Lope con sus obras. Pero, ¿qué resulta de estos datos, que exagera Montalván , como acostumbra siempre que trata de números, según probaremos en breve? ¿Son, acaso, exactos, ó hay otras razones, en que apoyarse? 80.000 ducados por las comedias, 6.000 por los autos, 1.100 por sus demás escritos, 10.000 en regalos de diversos grandes, ó, lo que es lo mismo, 97.000 ducados, que equivalen á unos 250.000 francos, distribuídos en setenta y tres años que vivió, ó, por lo menos en cincuenta, que comprenden su vida de escritor, además de 740 de producto de sus beneficios, apenas son bastantes para haber atendido á la satisfacción de sus necesidades, á la subsistencia y educación de sus hijos, y á sus inclinaciones caritativas. Su generosidad para con los pobres era tan grande, que su casa era considerada como lugar de refugio de todos los indigentes. Y aun en el supuesto de que fuese pródigo en demasía en dar limosnas, ¿arrojará esta propensión mancha alguna en su carácter? Consta que reducía sus propios gastos, y los de su familia, para dar su dinero á los demás; cuando su hija Feliciana se casó con D. Luis Usátegui , no pudo dotarla, viéndose obligado á recurrir á la generosidad del Rey. Por lo que hace á las quejas sobre la poca estimación que merecía su talento, y sobre las críticas mezquinas que se hicieron de sus obras, cúmplenos manifestar, que, á nuestro juicio, aluden á las disputas literarias, de que tratamos en las líneas anteriores, fundándose en los indignos ataques de Rámila, de Góngora, etc. Sin duda Lope de Vega conocía y sentía su mérito, y al pensar en sus obras, llenábase su pecho de natural orgullo; pero esto no justifica el aserto de que adoleciera de vanidad literaria.

Algunos días el Delfín ofrecía regalos y dinero a su amante; pero esta no quería tomar nada. Se le había encajado en la cabeza una manía estrambótica, de que ambos se reían mucho, cuando ella la contaba. Pues la manía era que Juanito no debía ser rico.

Sobre una mesa estaban los regalos que unos huéspedes se hacían a otros. A me habían regalado una corbata de siete colores, una cajetilla de sesenta «pfening», un tomo de poesías de Schiller, unos tirantes y un grupo escultórico en escayola, que representaba Psiquis y el Amor. Llegó la hora solemne.

Pues ¿y el árbol? Está formado de ramas de encina y cedro. El solícito amigo de la casa que lo ha compuesto con gran trabajo, declara que jamás salió de sus manos obra tan acabada y perfecta. No se pueden contar los regalos pendientes de sus hojas. Son, según la suposición de un chiquitín allí presente, en mayor número que las arenas del mar.

Regalos para los infieles. 1 barril de riño de España. 2 de aguardiente. 2 tercios de yerba. El 14 marcharon las carretas con los viveres de la tropa y peonada; y el Comandante Azara, los facultativos Cerviño, Insiarte, Perez y Echague, salieron de Buenos Aires este dia 17 de Marzo.

Hijo, no las amenazas, No los gustos y regalos, No los azotes ni palos, No los conciertos ni trazas, No todo quanto tesoro Cubre el cielo, y sol ha visto Te mueva dexar á Cristo Por seguir al pueblo moro. En se verá si puedo, Pues mi buen Jesús me ayuda, Como en mi alma no muda La fe, la promesa y miedo.

En todas partes el sombrero flamante y reluciente de Patiño se agitaba en el aire declarando la ardiente y respetuosa pasión de su dueño. Estrechaba después el cerco intimando en la casa, trayendo confites a los niños, comprándoles juguetes y libros de estampas, llevándoles alguna vez a almorzar. Se hacía querer de los criados con regalos oportunos.

También le hicieron algunos regalos; un pequeño crucifijo de marfil, un libro de oraciones y un cuadrito que representaba la Degollación de los Inocentes, artísticamente ejecutado en pergamino.

Mucho hay que afanarse, mucha purificación se necesita, mucha penitencia se requiere, para empezar a estar bien con Dios y a gozar de sus regalos. Hasta en las vanas y falsas filosofías, que tienen algo de místico, no hay don ni favor sobrenatural, sin poderoso esfuerzo y costoso sacrificio.

Se fue el pobre comerciante muy desconsolado y así que llegó a su casa, dió los regalos a sus hijas, que se pusieron muy contentas, pero como le veían siempre triste le preguntó la más pequeña: ¿Porqué está Vd. tan triste padre? 55 Por nada, hija mía, contestó el padre. No; Vd. oculta alguna pena que no quiere decir, porque siempre que me mira, le veo a Vd. llorar.

Palabra del Dia

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