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Actualizado: 7 de mayo de 2025
Un tanto se auxiliaban con unos cuantos pesos que, muy mal cobrados y muy regañados, ganaban doña Andrea y las hijas mayores enseñando a algunas niñas pequeñas del barrio pobre donde habían ido a refugiarse en su penuria. Pero el dibujo de Goya, ese si se vendió bien. Ese, él solo, produjo tanto como las margaritas y las cucharas de plata, y el aguacate.
En suma, V. la ha envenenado con tal desconfianza, que ella, al sentir los latidos de su corazón juvenil y la lozanía de la vida en su verde primavera; al ver el fuego, si puro, ardiente de sus ojos; al oir la voz de la naturaleza, que la incita á que ame; al soñar acaso con lícitas venturas, logradas en este mundo al lado de un ser de su misma humana condición, se ha figurado que era presa de impuras pasiones, se ha creído perseguida por los monstruos del infierno, y para no ser ella un monstruo, ha querido refugiarse en el santuario.
La luz de cada relámpago les mostraba más cerca; trotaban bajo la lluvia como un rebaño disperso. Al llegar los primeros grupos pasaron corriendo ante el portalón para refugiarse en la gañanía.
El casamiento en la muerte. Jimena, hermana del rey Alfonso el Casto, ha dado á luz del conde de Saldaña, con quien tenía relaciones ilícitas, un hijo llamado Bernardo del Carpio. El Rey, furioso con los amores de su hermana, la obliga á refugiarse en un monasterio; encierra al Conde en una obscura prisión, y educa al hijo en una absoluta ignorancia de cuáles fueron sus padres.
Ese hombre intentó todo lo que puede corromper un alma que resiste al mal y quiere refugiarse en el sacrificio, y su victoria fué pronto completa. ¡Oh! ¡Noche espantosa! fué preciso desnudar á la muerta, ponerla mi ropa, mis zapatos y mis alhajas, y por fin, entre los dos, tuvimos que teñir sus cabellos.
Tenía ante él á Sánchez Morueta, con el puño levantado, las barbas en desorden, y en los ojos una expresión feroz: el deseo de exterminar á la canalla impía que insultaba á las personas decentes y había hecho refugiarse á las señoras en la iglesia. Al reconocer á Aresti, bajó el brazo y la cabeza como avergonzado.
A ratos surgía, repentino y en gradación descendente, el trino glutinante de alguna perdiz que huía a refugiarse en su mimetismo; los teros saludaban a la distancia, lanzando su estridente grito y mientras los tordos, los cardenales y los chingolos se paseaban por el lomo de las vacas, las lechuzas parecían encogerse de hombros indiferentes o despreciativas, al levantar el vuelo de poste a poste, a medida que el break avanzaba en su camino.
Puede que el temperamento un tanto epicúreo del autor de En Viaje algo haya influido en este súbito cambio de frente; pero renunciar a la vida parlamentaria, a la prensa política, al gobierno activo, para refugiarse en un retiro diplomático, cuando se encontraba en plena juventud, sin haber llegado siquiera a la mitad de la vida, lleno de vigor, de aspiraciones, de sangre bullidora...! Misterio!
Pero ésta tenía cerca su escoba, y los obligó con una rápida contraofensiva á refugiarse en la huerta, donde se subieron á los árboles. El viejo segador rió un poco, añadiendo después: El pobre Adán no sabía qué hacer. «¡Van á comerse todos mis higos y mis melocotones!», gritó levantando los brazos. Para él hubiera sido mejor un ciclón en su huerto que la entrada de la alegre soldadesca.
La presencia de Torquemada en el patio, que todos los domingos era una desagradabilísima aparición, produjo aquel día verdadero pánico; y mientras algunas mujeres corrieron á refugiarse en sus respectivos aposentos, otras, que debían de ser malas pagadoras, y que observaron la cara que traía la fiera, se fueron á la calle.
Palabra del Dia
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