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Actualizado: 9 de julio de 2025


Prosiguió el señorito: Primitivo no es un bárbaro.... Pero es un bribón redomado y taimadísimo, que no se para en barras con tal de lograr sus fines.... ¡Demontres! Harto estoy de saberlo.... El día que nos vinimos... si él pudiese detenernos soplándonos un tiro a mansalva... no doy dos cuartos por su pellejo de usted ni por el mío.

Y el redomado se reía como una canasta; en fin, llegó a la Alcazaba. Cuenta la historia que a pocos momentos de ésta un inmenso gentío llenaba cuantas calles y plazas dividían de la Alhambra el antiguo y romano Alcazaba.

Damián se adelantó muy sereno, cruzando con el turbado jockey un guiño picaresco, un gesto de pillo redomado, que vio muy bien la condesa, sintiendo, a pesar de su vergüenza, que se le sublevaba allá por dentro lo poco de gran dama que quedaba en ella. Pase vuestra excelencia, señora condesa dijo.

Además, tenía los sentidos y el gusto muy afinados para saborear y discernir la belleza que hay en la energía y en la habilidad del mal; un pícaro gracioso, redomado, hábil y suelto para sus picardías, le parecía un héroe: Luis Candelas, según se lo presentaban librotes de imaginación muy populares, era un héroe con quien hasta soñaba.

¡Ah! bribón redomado exclamó Quevedo , gato sin sueño, hurón de secretos; guardad por caridad el que habéis pescado esta noche, que ridículo fuera negároslo, y decidme por caridad también: ¿era ya pieza mayor del alcázar cuando en él andaba mi señor, el conde de Lemos?

Así se había hecho un redomado escéptico en materia de prensa. «¡Si sabría él cómo se hacían los periódicos!». Cuando franceses y alemanes vinieron a las manos, El Corresponsal dudaba de la guerra: era cosa de los bolsistas acaso; no se convenció de que algo había hasta la rendición de Metz. El poeta Trifón Cármenes también acudía sin falta a la hora del correo.

Una exclamación general de asombro se escapó de todos los labios, ahogando el sordo rugido de rabia y despecho que hinchó la garganta de Currita... Sobre el blanco terciopelo que forraba el interior destacábase, en toda su magnificencia, la obra maestra de Enrique de Arfe, el marco antiguo de plata cincelada que había regalado ella a Jacobo en aquel mismo estuche, con su propio retrato de reina japonesa... Este había desaparecido, y veíase en su lugar otra extraña fotografía: representaba una camelia de tamaño natural, y echada sobre ella como sobre el alféizar de una ventana, aparecía el busto de una mujer, de la dama duende que todos conocían, apoyada la mejilla izquierda sobre ambas manos cruzadas, mirando al frente con provocativa insolencia, sacando la lengua con gesto de pilluelo redomado a todo el que mirase el retrato por cualquier lado que fuese; por debajo, leíase escrito con muy buena letra inglesa: A LA EXCMA. SRA. CONDESA DE ALBORNOZ, Mademoiselle de Sirop.

Un pillo, hijo, un pillo redomado que emplea la pamplina de la caridad y se da bombos en los periódicos para engañar incautos. ¡Y qué bien sabe hacerlo el muy ladrón!

Tomad un vándalo, un normando y un alano, mezcladlos con el moro más redomado, emborrachad al aborto resultante de esa mezcla y ya tenéis un inglés hecho y derecho.... Me dicen que ahora están invadiendo á Italia, mi patria, como han invadido á Francia. ¡Qué gente, Dios eterno! En todas partes se meten, menos en el cielo.

Si conspiran los realistas, es seguro que estarás con ellos, ¿no? Hombre, yo ... contestó Gil maliciosamente yo soy hombre de orden, y nada más. Si ando con Elías y me trato con los suyos, es sólo por enterarme de sus manejos, pues.... Siempre el mismo truhán redomado: nadie como ha sabido navegar á todos los vientos.

Palabra del Dia

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