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Actualizado: 11 de julio de 2025


Un correo acaba de llegar a todo galope... Por la Puerta de Francia ha entrado... Vendrá a anunciar la llegada de la guardia nacional de Nancy. O quizás un convoy de Metz. Tiene usted razón... Faltan balas de diez y seis... También necesitamos metralla, y, para poder hacerla, vamos a destruir los hornillos.

Los buhoneros, los carreteros, los caldereros, toda esa población flotante que va continuamente de la sierra al llano y del llano a la sierra, llevaban día por día, de Alsacia y de las orillas del Rin, una porción de noticias inquietantes: «Las plazas decían tales gentes se preparan para la defensa; se busca trigo y carne para aprovisionarlas; las carreteras de Metz, Nancy, Huningue y Estrasburgo se ven surcadas de convoyes.

Con Jacinta debe de haber sostenido una guerra tremenda, , tremenda; pero al fin, ella se ha rendido, no te quepa duda. Yo fui Metz, que cayó demasiado pronto; y ella es Belfort, que se defiende; pero al fin cae también... ¡Ah!, las señas son mortales.

Así se había hecho un redomado escéptico en materia de prensa. «¡Si sabría él cómo se hacían los periódicos!». Cuando franceses y alemanes vinieron a las manos, El Corresponsal dudaba de la guerra: era cosa de los bolsistas acaso; no se convenció de que algo había hasta la rendición de Metz. El poeta Trifón Cármenes también acudía sin falta a la hora del correo.

Sinembargo, diré dos palabras acerca de Mannheim puesto que esta ciudad es una de las mas importantes del gran-ducado de Báden, y que tuvimos ocasion de visitarla, diez meses despues, al hacer nuestro segundo viaje de Paris á Alemania, por la via de Metz y Espira.

Palabra del Dia

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