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Actualizado: 29 de junio de 2025


Voy al ejército de Navarra a procurar colocarme como cirujano. ¡Y no conocéis la lengua! No, señor, pero la aprenderé. ¿Ni el país? Tampoco: jamás he salido de mi pueblo sino para la universidad. ¿Pero tendréis recomendaciones? Ninguna. ¿Contaréis con algún protector? No conozco a nadie en España. Pues entonces, ¿qué tenéis? Mi ciencia, mi buena voluntad, mi juventud y mi confianza en Dios.

No sabe usted el trabajo que me cuesta decidirme á ello, por más que esté bien convencido de la proverbial bondad de usted y de la estimación que sin merecerlo me profesa... Pero de estas cosas ya hablaremos más tarde... ¡Qué gana va usted á tener ahora de escuchar recomendaciones! Adelante, señor cura. Nada, nada, no quiero molestar á usted ahora que acaba de llegar. Otro día será.

Su obra El verdadero socialismo estaba próxima a terminarse. Había trabajado con gran actividad, escribiendo durante el día en la Biblioteca Nacional, en el Ateneo, allí donde encontraba silencio y libros. La tarea avanzaba rápidamente, sin que se le olvidasen las recomendaciones del marqués de Jiménez, gran amigo de la erudición.

Ya, cuando lo de la jubilación, fundada en una enfermedad que no tenía, le había costado gran trabajo arreglar sus papeles y pedir recomendaciones, y la jubilación era cosa temporal... con que la salvación del alma, la jubilación eterna como quien decía ¡apenas iba a exigir esfuerzos, expedientes, y también recomendaciones!

Algunos meses después de este discursillo, ganó don Silvestre el pleito gracias á las oportunas recomendaciones de su fiel y buen amigo, que nunca se olvidó en Madrid del noble corazón del mayorazgo.

Al fin, el capitán acabó por reírse de las recomendaciones de Freya. «¡Mentiras suyas!... Invenciones para interesarme y que la lleve conmigo. ¡Ah, embusteraUna mañana, al pisar la cubierta de su vapor, Tòni se acercó á él con aire misterioso. Su rostro tenía una, palidez de ceniza. Cuando estuvieron en el salón de popa, el segundo habló en voz baja, mirando en torno de él.

Don Marcos, que, abandonado por su discípulo, seguía á la princesa, recibió iguales recomendaciones. Debía evitar que la pobre señora perpetrase este sacrilegio mediterráneo. ¡Pero qué podía el infeliz coronel con aquella demente que pasaba semanas enteras sin hablarle, como si no le reconociese!...

Habia perdido en la diligencia, en Alar-del-Rey, una cartera de viaje conteniendo todos mis valores y papeles, y al caer en cuenta de ello me encontré en Santander sin los elementos indispensables para viajar: dinero, pasaporte y recomendaciones.

Ca uno sale como puede, con su habilidad o su coraje, sin que le valgan recomendaciones de la tierra ni del cielo... tiees talento, Sebastián: debías de haber estudiao una carrera. Y en el optimismo de su alegría, miraba al banderillero como un sabio, sin acordarse de las burlas con que había acogido siempre sus enrevesadas razones.

Precisamente Nicolás fue quien metió a Juan Pablo por el aro carlista, prometiéndole villas y castillos. Habíale dado recomendaciones para elevadas personas del Cuartel Real y para unos clérigos de caballería que residían en Bayona. Pero nada, como digo, se habló en la mesa.

Palabra del Dia

rigoleto

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