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Actualizado: 18 de mayo de 2025
En ese momento, el sirviente anunció la visita de una señora, y como nuestra amiga se levantara a recibirla, pude ver el libro sospechado; leí el título... ¡Ah! señor, ¿sabéis lo que leía esta honesta mujer, lo que leía así, a escondidas y con el rubor en la frente?... era El Abate Constantín. »¡Ahí está la virtud!
Cuervo, que no hay más que cuatro o cinco autores españoles cuyas obras se lean en América con gusto y provecho, que allí la vida intelectual se deriva de otras fuentes; pero si esto es así, si en España no hay más que cuatro o cinco autores, y si para vivir vida intelectual tenemos que recibirla de Francia, tan amenazado como en aquellas repúblicas está el castellano en esta desventurada y estéril metrópoli, donde sólo Dios sabe qué lengua hablaremos, o si dejaremos de hablar ya que nada propio y no venido de París tenemos que decir en ninguna habla.
El cabildo la celebró mucho y mandó que el dia 21, fiesta de S. Benito, se trajese en procesion la Bula desde el Salvador por los beneficiados y religiosos de S. Pablo, S. Francisco, Trinidad, S. Agustin, Merced, y S. Acisclo y Victoria; y que el cabildo saliese á la puerta del Perdon á recibirla; pero que si no venian las seis religiones en la procesion, solo saliese hasta el arco que dá al patio de los Naranjos.
Antes me arrancaré la lengua que pronunciar su nombre delante de otra persona. Su nombre, su casa, su familia, todo es misterioso. Yo me deslizo en la oscuridad, en oscuridad profunda que no proyecte sobra alguna, y abro mis brazos para recibirla, y los oscuros cuerpos se confunden en el negro espacio.
Y el rey se levantó a recibirla, y se inclinó a ella, y volvió a sentarse en su trono, e hizo poner una silla a la madre del rey, la cual se sentó a su diestra. 20 Y ella dijo: Una pequeña petición pretendo de ti; no me hagas volver mi rostro. Y el rey le dijo: Pide, madre mía, que yo no te haré volver el rostro. 21 Y ella dijo: Dese Abisag sunamita por mujer a tu hermano Adonías.
26 Te ruego que vayas ahora corriendo a recibirla, y dile: ¿Tienes paz? ¿Y tu marido, y tu hijo? Y ella dijo: Paz. 27 Y [luego] que llegó al varón de Dios en el monte, [se] asió de sus pies. Y se acercó Giezi para quitarla; mas el varón de Dios le dijo: Déjala, porque su alma está en amargura, y el SE
Julio había escapado al saber que esta beldad, de esbeltez juvenil vista por el dorso, tenía dos nietos. «Máster Desnoyers ha salido», decía invariablemente Argensola al recibirla. Y la abuela lloraba, prorrumpiendo en amenazas. Quería suicidarse allí mismo, para que su cadáver espantase á las otras mujeres que venían á quitarle lo que consideraba suyo.
D. Félix se estremeció, echó una rápida mirada de angustia al retrato de su hija y después de una pausa dijo con voz insegura: No puedo... Dígale usted que no puedo recibirla ahora... Que venga otro día. El ama de gobierno retiró su cabeza y bajó para trasmitir la nada grata respuesta. El capitán siguió midiendo el salón tristemente.
Así en el último ejemplo, el silogismo por extenso seria el que se ha puesto al principio; pero en forma de entimema se convertiria en este otro: «Esta onza no tiene las condiciones prescritas por la ley, luego no debo recibirla;» ó en estilo vulgar, y mas conciso y expresivo: «No la tomo; es corta.» Reflexiones sobre el término.
Mitilene desembarca con poderoso ejército para conquistar la isla, y ya se prepara á recibirla y á pelear con ella Arminda con sus soldados, cuando Megera abre el cráter del Etna, que despide en todas direcciones corrientes de lava y de fuego, y que obliga á Mitilene á refugiarse en sus buques.
Palabra del Dia
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