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Recibidas estas noticias, se trató luego de ganar á Cristo á los Curacates y Quíes; los cuales viven á orillas de un río que desemboca en el gran río Paraguay.

Las primeras escenas fueron como siempre recibidas con indiferencia; las segundas con algún agrado; la versificación era fluida y elegante, y el público, como ustedes saben, se paga de las frasecillas de bombonera. Llegó el momento de entrar Clotilde en las tablas y hubo en el público un murmullo de curiosidad y expectación.

Indice de las materias contenidas en este tomo. INTRODUCCION. Despedida de Granada: paralelo entre la Alhambra y la Mezquita de Córdoba: pág. 7. Escitacion al viaje por la tierra de Sevilla y Cádiz: 13. CAPÍTULO I. Primeras impresiones recibidas en Córdoba. Ojeada general sobre su historia. 25 CAPÍTULO II. Catedral de Córdoba. PARTE PRIMERA: la Mezquita. 57

Estado militar y ministerio de hacienda, el que vió la luz pública en Mayo último, y como en él se proponga una cesion de nuestras Islas Filipinas á la Inglaterra en cambio de Jibraltar, con alguna otra ventaja, me ha parecido oportuno tomar la pluma, no para dar una contestacion al embozado autor de tal produccion, sino para emitir cuatro reflexiones, aunque lijeras, muy suficientes para desvanecer como el humo cualquiera impresion favorable que haya podido causar el tal folleto, sin embargo que sus ideas en cuanto dice respecto de Filipinas, es imposible hayan tenido acojida ni sido bien recibidas por nadie.

Jugaba ahora en un Círculo elegante, creyendo compensar de tal modo sus periódicas escaseces, y esto servía para que desaparecieran con mayor rapidez las cantidades recibidas de América... ¡Que un hombre como él se viese atormentado por la falta de unos miles de francos! ¿De qué le servía tener un padre con tantos millones?

Ordené enseguida la distribución á varias provincias, de las armas recibidas, destinando algunas para los revolucionarios de Káwit, que fueron introducidas en la noche del 27 de Mayo, en el barrio Alapang. Peña en persecución de dichas armas.

No por esto desistió de su intento el señor López, pues Colón ofrecia un nuevo mundo y con la misma indiferencia glacial fueron recibidas sus teorías en las altas esferas; y del mismo modo que Colón volvió su mirada á la Iglesia, siempre patrocinadora de toda idea noble y elevada y fué oido é hizo que prosperaran sus afirmaciones, por la intervención y apoyo de un humilde religioso; así este señor recordó que en el mes de Mayo del mismo año, un sacerdote sevillano se había dirigido á él, como Director de la estación Sericícola que el estado tiene establecida en Murcia, en atenta carta, haciéndole algunas consultas y pidiéndole instrucciones acerca de la industria sedera y en especial de la cria del gusano productor de la seda, y acudió á él, como náufrago á tabla de salvación, y éste humilde clérigo, y por lo tanto «clerical, retrógado, oscurantista y medio evalcomo lo llaman los «intelectualesprestó atención á sus deseos, expresados con tal entusiasmo y con tal profusión de datos prácticos, encaminados á probar sus observaciones, que rendido á la evidencia, con las cortas nociones que de la industria tenia, hizo suyo el pensamiento y, desde luego, le indicó los medios con que se podía contar en la región para hacer práctica su propaganda.

Fué uno de ellos herido en el vientre, y la punta de la flecha le dañó las entrañas; el cual con gran trabajo le condujeron á casa en brazos ajenos, y postrado en la cama por mucho tiempo, hasta que no le quedó más que la piel sobre los huesos, perdida la esperanza de sanar trató un Misionero de disponerle para morir, diciéndole que perdonase á sus enemigos y se tuviese por dichoso en dar su vida por llevar á otros la luz del Evangelio, que imitase á su buen Redentor que por sus enemigos pidió perdón á su Eterno Padre, amándoles con amor infinito, en recompensa de las injurias recibidas.

Iré todas las noches.... Vete tranquilo.... Anoche estuve con tu tía y estaba muy contenta. Y tomé el camino de la hacienda. El corazón me iba diciendo que tía Carmen no viviría mucho.... ¡Siete años de enfermedad! ¡Ya era tiempo!... No me atreví a pedir licencia para ir a Villaverde, aunque las noticias recibidas esa tarde no eran buenas. Tía Carmen había tenido calentura muy ligera.

Las demás somos tan buenas como ella... pero su temperamento frío, su poco trato, su orgullo de mujer intachable, le hacen ser menos expansiva y por eso nadie se atreve a murmurar.... Pero tan buena como ella son muchas...». Las reticencias de la Fandiño eran todavía recibidas con desconfianza, en casi todas partes.