Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 19 de junio de 2025
Tomóla Kate de sobre la mesa y se dirigió a la puerta; mas la señora, siempre taimada y astuta, y sin dejar ver a nadie el juego de sus cartas, dijole con voz muy displicente y quejumbrosa: Mira, hija, prepárame antes una dosis de antipirina... ¡Me está barruntando una jaqueca! Volvió Kate a poco, revolviendo en una copa, con preciosa cucharilla, la medicina pedida.
Hicieron la demanda, algo como la primera figura de la cuadrilla con mucho garbo y donaire, rivalizando ellos en gravedad y ellas en sonrojo y vino el alegre que permitió a un aficionado, mientras las dos parejas valsaban, lanzar su nota quejumbrosa: Las estrellas en el cielo forman corona imperial. Mi corazón por el tuyo y el tuyo ¡no sé por cuál!
Todos entonaban un coro de desgracias y horrores con voz lenta y quejumbrosa, como si llorasen ante un féretro: «Señor, han muerto á mi marido...» «Señor, mis hijos: me faltan dos hijos...» «Señor, se han llevado presos á todos los hombres; dicen que es para trabajar la tierra en Alemania...» «Señor, pan; mis pequeños se mueren de hambre.»
No se rompió un solo vaso a causa de no haberlos, ni se derramaron inútilmente licores por el suelo ni sobre la mesa, por la escasez de aquel artículo. Sería casi media noche cuando fue interrumpida la fiesta. Es preciso callar dijo Federico alzando la mano. Era la quejumbrosa voz de Juanito, desde su dormitorio inmediato. ¡Oh, padre!
¿Y quién ha sido añadió Montiño, cuyos ojos parecían próximos á saltar de sus órbitas , quién ha sido el que ha dejado que un galopín haga un plato que es difícil para más de un oficial? Todos se callaron. Es que el señor Gil Pérez tenía que ir á ver á su coima, y me dijo que hiciera ese capón exclamó desde la puerta con voz quejumbrosa el galopín Aldaba.
Dos minutos después estaba Ana en pie; pero quejándose de la cabeza, del corazón, declarando que tenía los huesos rotos, que se moría de frío; todo en voz tan baja y quejumbrosa, que nadie la tendría por la petulante moza de antes del desmayo. Mujer, vente a mi casa, te daré ropa seca dijo Amparo. No, a la mía, a la mía.... El cuerpo me pide cama. Duermes conmigo.
A media noche del décimo día, llamó a su lado a don Jorge: Me voy dijo con voz de quejumbrosa debilidad. Le ruego no diga nada a los corderitos; tome el lío que está bajo mi cabeza y ábralo. Efectuándolo, don Jorge vio que contenían intactas las raciones recibidas por la madre Shipton durante los últimos ocho días. Delas a la criatura dijo, señalando a la dormida Flora.
Quería verte sin que tú me vieras murmuró con voz quejumbrosa .Verte una vez más. Me he escapado del Real... No podía vivir pensando que aún estabas aquí. Y ahora, ¡adiós!... No; besos, no. ¡Adiós! El cochero, obedeciendo sin duda a una orden anterior, dio un latigazo al caballo, y Fernando tuvo que apartarse. Una rueda pasó junto a sus pies.
Porque la luna jamás resplandece sin traerme recuerdos de la bella Annabel Lee; y cuando las estrellas se levantan, creo ver brillar los ojos de la bella Annabel Lee; y así paso largas noches tendido al lado de mi querida, mi querida, mi vida y mi compañera, que está acostada en su sepulcro más allá de la mar, en su tumba, al borde de la mar quejumbrosa.
De repente, la frente de don Narciso se nubla, mira a mi tía, mira a los demás circunstantes, levanta al cielo sus ojos, y, con la voz más quejumbrosa y desgarrante, exclama: ¡El Conde romano, muerto! ¿El Conde romano? ¿Qué ha leído usted? ¡No puede ser! ¡Debe usted haber leído mal! exclamaba mi tía sumamente afligida.
Palabra del Dia
Otros Mirando