Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 23 de junio de 2025


Únicamente se quejó de haber pasado mucho frío. Pero sean cuales fueren los privilegios é inmunidades del cretino, aunque el desdichado no tenga que temer los cuidados y las decepciones del hombre que tiene que abrirse camino en el mundo por mismo, hay que intentar que el cretino sea arrancado á su inocencia y á sus asquerosas enfermedades para darle, al mismo tiempo que la salud del cuerpo, el sentimiento de su propia responsabilidad moral.

Hay que intentar algo dijo el Capitán con resolución . Hans no puede soportar ya tantas privaciones. No me quejo, tío respondió el joven . Si resistes, yo resistiré también. No, pobre niño. no tienes aún la resistencia de un hombre hecho. Esta noche iré a buscar agua. Te matarán, tío. Trataré de bajar sin que me vean. Yo te acompañaré dijo Cornelio.

-A la mano de Dios -dijo Sancho-; yo lo creo todo así como vuestra merced lo dice; pero enderécese un poco, que parece que va de medio lado, y debe de ser del molimiento de la caída. -Así es la verdad -respondió don Quijote-; y si no me quejo del dolor, es porque no es dado a los caballeros andantes quejarse de herida alguna, aunque se le salgan las tripas por ella.

Esas son tonterías, Ricardo... Mi enfermedad es mortal, y si no ya se vera... Mi marido no quiere creerlo; pero pronto se ha de convencer... No me quejo de mimo, no... ¡Ay, querido, si supieses lo que yo padezco sentada en esta butaca!

Dispénsame, Magdalena, tengo que salir... ¡Ah! dijo en el momento en que la dejaba, me preguntabas cómo le encuentro... Pues bien, mi opinión no ha cambiado... El señor Baltet es un majadero, a quien la primera mujer un poco lista escamoteará cuándo y cómo le plazca... Si soy yo exclamé, no me quejo. Y tienes razón respondió Francisca, con no qué relámpago en los ojos.

Últimamente se quejó de que su marido no decía nada. ¿Por qué no hablaba? ¿Todo lo había de decir ella? Reynoso por complacerla se puso a contarle lo que había hecho durante el día, su excursión a la sierra. Elena escuchaba cediendo cada vez más al letargo que la invadía. Su marido sonrió. Ella advirtió su sonrisa. ¿De qué te ríes socarrón? ¿Te figuras que tengo sueño?

En sus días ningún bueno se quejó de ser poco remunerado, ni se jactó ningún malo de no ser demasiadamente castigado; de donde nació tenelle los pueblos un extremo acatamiento, mezcla de amor y miedo.

Isabel también se me quejó de que no iba por su casa ni le daba cuenta de la marcha de mis amores. Dijo que había estado un día a visitar a su prima, y que por ella sabía que hablábamos a la reja. «¡Parece mentira que sea usted más reservadoEstuve tentado a soltar en su pecho el fardo que tanto me pesaba, pero un instinto de prudencia me retuvo.

Miren que citarme á tarifas ahora, y nada menos que del arzobispo don Basilio Sancho, ¡puñales! como si de entonces acá no hubiesen subido los precios de los artículos. ¡Ja, ja, ja! ¿Por qué un bautizo ha de ser menos que una gallina? Pero yo me hago el sueco, cobro lo que puedo y no me quejo nunca. Nosotros no somos codiciosos, ¿verdá usted, P. Salví?

Yo, que frecuentaba la casa, me convencí pronto de que allí no la trataban como debían, y ella misma se me quejó con lágrimas muchas veces de que en casa de su hermana no era más que una criada sin sueldo. Entre vestir y lavar a los niños, hacer las camas, asear la casa, aplanchar la ropa, etc., no tenía un momento libre.

Palabra del Dia

rigoleto

Otros Mirando