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Actualizado: 7 de junio de 2025


Era alta y esbelta; vestía de blanco, y me pareció de singular hermosura. La enferma secó sus lágrimas. Siempre fué adusta y severa; jamás lisonjeaba, nunca tenía una frase dulce y afable. La enfermedad había quebrantado aquel carácter entero, férreo, como de una pieza. Ahora tenía ternuras y delicadezas que conmovían profundamente. ¡Vamos, ya te veo a mi gusto! ¡Jesús! ¡Qué guapo que estás!

-Ferido no -dijo don Quijote-, pero molido y quebrantado, no hay duda en ello; porque aquel bastardo de don Roldán me ha molido a palos con el tronco de una encina, y todo de envidia, porque ve que yo solo soy el opuesto de sus valentías.

15 mas la luz de los impíos es quitada de ellos, y el brazo enaltecido es quebrantado. 16 ¿Por ventura has entrado hasta lo profundo del mar, y has andado escudriñando el abismo? 17 ¿Por ventura te han sido descubiertas las puertas de la muerte o has visto las puertas de la sombra de muerte? 18 ¿Has considerado hasta las anchuras de la tierra? Declara si sabes todo esto.

4 Pero cuando esté enseñoreado, será quebrantado su reino, y será partido por los cuatro vientos del cielo; y no a su descendiente, ni según el señorío con que él se enseñoreó; porque su reino será arrancado, y para otros fuera de éstos. 9 Así entrará en el reino el rey del mediodía, y volverá a su tierra.

Para , quebrantado e insensible de alma y cuerpo, todo era ya igual y de un mismo color; y hasta del vértigo de los grandes asomos estaba curado con la frecuencia de verlos aquel día; y cuidado que los hubo tan tremendos y de senda tan angosta, retorcida y ladeada, que el mismo Neluco se apeó para pasarlos... tapándose la cara con el sombrero por el lado del abismo.

Tenía diez años cuando murió mi padre. La última vez que me acercaron al borde de su cama, me abrazó y me llenó de besos; tendría entonces cuarenta años, pero representaba sesenta; ¡tanto lo había quebrantado la terrible enfermedad que lo consumía! Espíritu débil, la muerte de su compañera lo había abatido, había hecho inútil su existencia.

¡Oh, condenados admiradores de la Naturaleza «en toda su grandiosidad salvaje»! decíame yo, entumecido y quebrantado de alma y de cuerpo. Aquí os daría yo el pago de vuestras sensiblerías de embuste, poniéndoos a pasto de admiración durante media semana.

11 Efraín es vejado, quebrantado en juicio, porque quiso andar en pos de mandamientos. 15 Andaré, y tornaré a mi lugar, hasta que conozcan su pecado, y busquen mi rostro. En su angustia madrugarán a . 1 Venid y volvámonos al SE

El toro, atraído por esta carrera, marchó tras él, y metiendo la poderosa cabeza bajo su vientre lo levantó en los cuernos, arrojándolo al suelo y ensañándose en su mísero armazón quebrantado y agujereado. Al abandonarle la fiera, moribundo y pataleante, un «mono sabio» se aproximó para rematarlo, hundiéndole el hierro de la puntilla en lo alto del cráneo.

Probó a subir desde el caballo a las bardas, pero estaba tan molido y quebrantado que aun apearse no pudo; y así, desde encima del caballo, comenzó a decir tantos denuestos y baldones a los que a Sancho manteaban, que no es posible acertar a escribillos; mas no por esto cesaban ellos de su risa y de su obra, ni el volador Sancho dejaba sus quejas, mezcladas ya con amenazas, ya con ruegos; mas todo aprovechaba poco, ni aprovechó, hasta que de puro cansados le dejaron.

Palabra del Dia

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