Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 19 de junio de 2025


El gigante continuó disparando proyectiles de la misma especie. Corrían las damas, levantándose las faldas para huir con más rapidez. Otras pataleaban caídas en el suelo, pidiendo á gritos que las librasen de esta inundación aglutinante que las había clavado sobre el pavimento.

Y enumera todos los objetos de uso íntimo que piensa emplear como proyectiles. Vibra en ella la resolución absurdamente heroica de los insensatos gloriosos que protestan para hacerse fusilar. Algo pasa por la acera que interrumpe estos propósitos desesperados.

Un nuevo espectáculo se presentó a sus ojos; en la ciudad reinaba el ardor de la defensa; las puertas se encontraban abiertas, y hombres, mujeres y niños iban y venían, corrían de un lado a otro, ayudando a transportar la pólvora y los proyectiles. De vez en cuando se formaban grupos de tres, cuatro o seis personas para comunicarse noticias. ¡Eh, vecino! ¿Qué pasa?

Pero los muy contados que por casualidad pudieron enviar sus proyectiles contra los asaltantes pusieron á éstos en dispersión. Además, los hombres, que no habían escuchado nunca el estrépito de las armas de fuego, sufrieron el sobresalto propio de la falta de costumbre.

Sonó una triple detonación y tres proyectiles se estrellaron contra mi improvisado escudo. La mesa cogió de lleno al grupo y hombres y mesa rodamos juntos escalera abajo, entre gritos y juramentos. Antonieta de Maubán lanzó un agudo chillido, al que yo, levantándome de un salto, contesté con una carcajada. De Gautet y Bersonín yacían en tierra como aturdidos.

Caían en la arena naranjas, mendrugos de pan, cojines de asiento, como veloces proyectiles destinados al matador. De los tendidos de sol salían voces estentóreas, rugidos semejantes a los de una sirena de vapor, que parecía imposible fuesen producto de una garganta humana. Sonaba de vez en cuando un escandaloso cencerro con toques de rebato.

El espectáculo que ofrecía el interior del Santísima Trinidad era el de un infierno. Las maniobras habían sido abandonadas, porque el barco no se movía ni podía moverse. Todo el empeño consistía en servir las piezas con la mayor presteza posible, correspondiendo así al estrago que hacían los proyectiles enemigos.

Pasaban ante el luminoso redondel como una nube de proyectiles negros. Al agotarse la provisión, los comisionistas musculosos y los pastores de las praderas cogieron las sillas y las mesas de la cubierta, y todo comenzó a pasar sobre la borda, cayendo en el agua con ruidoso chapoteo.

Detrás de ellos quedaban miles y miles de camaradas gimiendo en los lechos de los hospitales y que tal vez no se levantarían nunca. Millares y millares estaban ocultos para siempre en las entrañas de una tierra mojada por su baba agónica, tierra fatal que al recibir una lluvia de proyectiles devolvía como cosecha matorrales de cruces.

Febrer le dejó cantando la misa mientras terminaba su carenaje. En la torre encontró la cesta de su comida sobre la mesa. El Capellanet la había dejado sin esperar, obedeciendo sin duda a algún llamamiento urgente de su padre malhumorado. Después de comer volvió Jaime a contemplar los dos agujeros que los proyectiles habían abierto en el muro.

Palabra del Dia

aconséjele

Otros Mirando