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Actualizado: 19 de junio de 2025
Todo el interior de la casa se escapaba en un chorro de humo, polvo y astillas. Los invasores bombardeaban á Villeblanche antes de intentar el ataque, como si temiesen encontrar en sus calles una empeñada resistencia. Cayeron nuevos proyectiles. Algunos, pasando por encima de las casas, venían á estallar entre el pueblo y el castillo.
Que el rey D. Alfonso V tenía el año 1418 en la galera real dos lombardas que tiraban 9 y 7 libras de pelota de piedra, y solo 10 proyectiles por pieza. Que la otra galera real en que hizo D. Fernando el mismo viaje á Nápoles en 1506, llevaba una lombarda, dos cerbatanas y dos pasavolantes.
"¡Adelante! ¡Mueran los traidores", exclamó otra voz en el portal. En el mismo instante sonó un tiro y cayó un soldado. Hizo fuego sin reparo la tropa, y una descarga nutrida envió más de veinte proyectiles sobre la muchedumbre.
Los falconetes ó versos fijos en la borda que equivalían á las piezas actuales de tiro rápido, eran de hierro batido, como las lombardas; se fabricaban de la misma manera, diferenciándose en el calibre menor; en que lanzaban proyectiles formados con dado de hierro revestido de plomo y en que no teniendo cureña, pues giraban verticalmente sobre muñones y horizontalmente sobre horquilla acabada en pinzote, tenían en la parte posterior un bastidor ó marco para afianzar con cuña el servidor, y una rabera con que lo manejaba el lombardero.
Los alzados, que no esperaban sin duda el aguacero de proyectiles explosivos que caía sobre ellos, trataron de correrse á otra posición situada algo á retaguardia de la que en un principio ocupaban; pero allí también les alcanzaron el shrapnell y la metralla; y yo, que no perdí el menor detalle de la acción, puedo afirmar que la artillería cubana es irresistible, que la fijeza de sus disparos es asombrosa, y que los oficiales americanos que sirvieron de instructores á nuestros artilleros pueden sentirse orgullosos de sus discípulos.
Para obligarle á detenerse, su cañón le envió dos proyectiles, que cayeron en el agua. El vapor moderó su marcha, pero fué para colocarse en mejor posición y que maniobrase con desahogo su pieza de popa. A los primeros tiros el submarino empezó á retroceder, guardando una prudente distancia, sorprendido de que contestasen á su agresión.
Se hacía tarde; debían llegar antes de anochecer á un determinado acantonamiento. Iban cuesta abajo, al abrigo de una arista de la montaña, viendo pasar muy altos los proyectiles enemigos. En una hondonada encontraron varios grupos de cañones de 75. Estaban esparcidos en la arboleda, disimulados por montones de ramaje, como perros agazapados que ladraban asomando sus hocicos grises.
Desde una hora antes pasaban por el aire pavorosos rugidos envueltos en vapores amarillentos, jirones de nube que parecían llevar en su interior una rueda chirríando con frenético volteo. Eran los proyectiles de la artillería gruesa germánica, que tiraba á varios kilómetros, enviando sus disparos por encima del castillo. No podía ser esto lo que interesaba á los oficiales.
La mayoría de los oyentes sostuvo que Rafaela desentonaba y daba feroces gallipavos, y las damas severas y virtuosas y los honrados padres de familia clamaron contra el escándalo, e hicieron que su pudor ofendido tocase a somatén. El resultado de todo fue una espantosa silba, acompañada de variados proyectiles, con los que en aquel fecundo suelo brinda Pomona.
Todas las baterías francesas habían abierto el fuego. La montaña tronaba incesantemente: se sucedían los rugidos de los proyectiles; el horizonte, todavía silencioso, se iba erizando de negras columnas salomónicas. Los dos reconocieron que se estaba muy bien en este refugio, semejante á un palco de teatro... Alguien tocó en un hombro á Lacour.
Palabra del Dia
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