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Quizás media docena de veces. Cuando las recibí y las probé, vi que no me estaban bien. Pero pensé: «¡Si se las devuelvo al pobre Belarmino, creerá que es manía.» Y me las puse, para ensayar si se adaptaban al pie. Imposible. Pues no conforme con esto, y porque me disgustaba devolvértelas, ensayé otros días, no más de seis veces, hasta que, a pesar mío, me convencí que no me sirven.

260 Me refalé las espuelas, para no peliar con grillos; me arremangué el calzoncillo, y me ajusté bien la faja, y en una mata de paja probé el filo del cuchillo. 261 Para tenerlo a la mano el flete en el pasto até, la cincha le acomodé, y, en un trance como aquél, haciendo espaldas en él quietito los aguardé.

Yo no tengo la culpa contestó tímidamente el aldeano, haciendo un cuarto de conversión hacia la puerta.... Yo soy un probe ... ¡muy probe!, señor don Silvestre; tengo un güerto que me da para ayudar la vida, cáese la paré, entran por ella los animales, destrózanme la probeza que había en él, dícenme: «Fulano tiene la culpa»; y ... ¡qué menos he de hacer que pedir lo que en ley se me debe!... Pero añadió, enternecido, dirigiéndose á la puerta, dicen ustedes que me he equivocao, y yo lo creo.... Perdonar la falta..., y queden ustedes con Dios....

Encarnación aprobaba estas afirmaciones con rudos gestos de su rostro hermosote y bravío, contenta de poder expresarse contra aquel hermano que le inspiraba cierta envidia por su buena fortuna. ; siempre había sido un sinvergüenza. Pero la madre protestaba. Eso no; que yo conozco a la niña, y su probe mare fue compañera mía en la Fábrica.

El corazón me latía con loca presteza, pareciéndome tan desmesuradamente ensanchado, que experimenté la sensación de llevar dentro del pecho un objeto mayor que la casa en que estaba. Me tenté la espada, por ver si estaba en mi cintura, y probé si salía con holgura de la vaina.

Relumbran como el sol de mediodía. Pero, hijo mío, ¿no ves que don Damián es un señor muy rico?... También te vestirás así el día de mañana, ¿verdá, madre? ¡Anda, anda!; ya te estás relambiendo con los vestidos que te he de regalar.... ¡Como no pongas otros!... Ni falta que me hacen, para que lo sepas; probe nací, y con saya de estameña y tirando de la azada me han de querer....

Siempre se le habrán cambiao en el camino pa que no te se parta á ti el corazón de envidia al ver á la tu Gallarda con el campano que han puesto á la otra probe.... ¡Viva la josticia!; ¡á la novilla de la mi vecina, que no puede con el rabo, le han puesto el segundo campano! ¡Callarvos, lenguatones! interrumpe un viejo que, de puro viejo, no puede ya con las bragas: ¿que más vos da?

Otro iba a desahuciar a una probe viejesita porque yevaba un año sin pagá el alquiler de una casucha en la que vive desde tiempo de sus pares.

, hombre, ya lo ; y aquel gran timo que usted nos dio está olvidado... ¡Pues si viera usted qué guapo está el Pituso! ¿De veras? ¡Ay!, ¡probe piojín de mis entrañas! ; se cría perfectamente. Y es tan listo y tan travieso que tiene alborotado todo el asilo. ¡Ay!, cómo se le conoce la santísima sangre de su madre, que revolvía medio mundo. Si tenía aquel chico un talento macho... vamos que...

Habiendo llegado á él, probé el agua salada, y por ser ya de noche me volvi á bordo: en este intermedio hice tender la red á los marineros, y se pescaron algunos pejereyes y bacalaos. Amaneció con el viento ONO: duró sin que permitiese hacer diligencia alguna, ni salir de á bordo.