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Actualizado: 16 de junio de 2025


Después, el cura me presentó a un sujeto que había estado hablando con él, juntamente con el alcalde, y cuya inteligente fisonomía me había llamado ya la atención. El señor, me dijo el cura, es el preceptor del pueblo, de quien yo soy ayudante; pero todavía más, amigo íntimo, hermano. Es mi maestro, señor capitán, se apresuró a añadir el preceptor.

No, señora, no ha habido nada de baile ni de canto: fue broma mía exclamó muy sofocado el pobre preceptor, cuyo espíritu se afligía con los crueles alardes de justicia de su señora. ¿Y para qué has bajado estas ropas? preguntó la condesa a Inés. Para que ellas las vieran. Las subiré, señora, y no las volveré a bajar más repuso Inés con humildad.

Una vez cerca de él, no se le ocurrió nada más gracioso que agarrar por detrás al infeliz preceptor, levantarle en alto y apretarle con todas sus fuerzas: «¡Suélteme, D. Juan, que me hace dañogritó el tiple de San Isidro medio asfixiado y pataleando. D. Juan se reía sin soltar.

Tanta atención, tanto cariño habían logrado al fin cautivar el espíritu del elocuente capellán de Sarrió, quien daba claras muestras a la viuda de su afecto. Después de haberlo intentado en vano muchas veces, aquélla había recabado de él que fuese preceptor de su hijo, y que tomase el cargo con afición. Su temperamento dominante y fogoso se manifestó en seguida.

Para que tan brillantes disposiciones y facultades no se debilitaran ni maleasen en la viciosa confusión de un colegio ni al contacto de malas compañías, el general, desconfiando del criterio y carácter de su propio hijo, resolvió encargarse de la educación del chico: y no pusieron los reyes de Francia más cuidado en buscar maestro a un Delfín que puso él para admitir preceptor a su gusto.

Suyo era el dinero, nada tenía él que decir; podía derrocharlo por el mundo: pero no hablaba a ningún niño, hablaba a un hombre que tenía corazón y sólo le pedía como preceptor de su infancia, como su más antiguo amigo, que pensase en los sacrificios de su madre, en su exagerada y ruda economía, en las privaciones que se había impuesto, vestida de hábito en todo tiempo, peleándose por un céntimo con las criadas, a pesar de sus aires de gran señora, privándose de esas golosinas y regalos que tanto gustan en la vejez, todo para que su señor hijo se gastara alegremente con una mujer aquella cantidad de la que hablaba don Andrés con respeto, pensando en lo que había costado reunir. ¡Vamos, hombre, que era para morirse el ver tales cosas!...

Hay una novena dedicada al Santo Ángel Custodio (Manila, 1897) que es el "Ángel delegado por Dios para que esté a nuestro lado, y ejerza con nosotros los amorosos oficios de un tutor cuidadoso, de un cariñoso ayo, de un preceptor amante, de un fiel conductor, y de un amigo íntimo y verdadero *

Las Casas Consistoriales, cuyo frente principal da a la plaza de la Catedral, están en regular estado de solidez, y tienen de notable que fue la casa solariega de D. Francisco Fernandez Perez de Aranda, ayo y preceptor del infante D. Fernando, hijo del rey de Aragón D. Juan I, eminente diplomático, fundador de la Santa Limosna, monje lego en la cartuja de Portaceli, y uno de los miembros de la asamblea celebrada en Caspe en 14 de Marzo de 1412, con el objeto de la legitimidad del derecho a la corona de Aragón, entre sus varios pretendientes por la muerte sin sucesión y sin heredero alguno, cuyo derecho fue indisputable, del rey D. Martín I, recayendo la corona en el infante Don Fernando de Castilla.

Bien se me alcanzaba que lo que tanto deleite encerraba para mi joven preceptor, era el espectáculo del juego de la vida, el mecanismo de los sentimientos, el conflicto de intereses, de ambiciones, de vicios; pero, lo repito, para era indiferente que el mundo fuese como un gran tablero de ajedrez según decía Agustín, que la vida fuese una partida mejor o peor jugada y que hubiese reglas para ese juego.

Mi país no tiene ambición; ya la tendría yo por él. Yo le daría las islas Jónicas, Malta, las Indias, la China y el Japón; y no sufriría que se hablase de monarquía universal. El señor de Bretignières dijo Germana se parece al preceptor aquel de quien uno de los alumnos robó un higo. Le hizo un sermón sobre la glotonería y se comió el higo en el calor de la improvisación.

Palabra del Dia

lanterna

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