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Actualizado: 30 de abril de 2025
Porque desengañados los Turcos de que los Griegos no les guardarian palabra, como gente desesperada, hicieron grande esfuerzo en avisar á los de su misma nacion, pues estaban de la otra parte del estrecho, y éstos como supieron el peligro en que se hallaban Calel, y los suyos, y las grandes riquezas que tenian, con vajeles pequeños, y en muchos viajes pasaron gran multitud de Turcos en su socorro, y viéndose tantos juntos, no solamente trataron de defenderse pero comenzaron á correr la tierra como platicos en ella.
Viendo los enemigos tan pocos, y que de mal pláticos habían disparado los arcabuces todos juntos, dieron sobre ellos y hiciéronlos tornar con más priesa de la que habían traído.
Partió de Mecina el Duque con toda la armada á primero de noviembre, y no pudiendo pasar de Zaragoza por los contrarios tiempos, estuvo allí hasta primero de diciembre, que partió para Malta, donde llegaron todas las galeras, y las naves volvieron á Zaragoza; por la extremidad de los malos y contrarios vientos tardó muchos días en junctarse toda la armada y hubo grandes dificultades en ello, y en el medio que se junctaba, el gran Maestre y todos los pláticos de la costa de Berbería fueron de parescer que el armada, con el tiempo que partiese de allí, fuese al Seco del Palo, que es en la costa de África, en Trípol, y la isla de los Gelves, 85 ó 90 millas distancia de lo uno y de lo otro, y que los navíos que primero llegasen esperasen allí á los otros, y con esta resolución, con el primer tiempo, que fué á los 10 de hebrero, se hizo el armada á la vela y las naves siguieron su derrote al Seco, y las galeras fueron á los Gelves para hacer allí agua; donde allegaron fueron descubiertas dos naves turquescas surtas, la una adonde llaman la Cántara, y la otra junto á la Roqueta, y para tomarlas, algunas galeras se adelantaron, y entre ellas la Capitana de D. Sancho de Leyva, que llegó primero que nadie, y la una dellas la tomó sin haber hallado en ella persona ninguna, é aunque la nave se había entrado por una canal donde con mucha dificultad podía entrar galera ninguna, entró D. Sancho, porque llevaba consigo un Chuzamuza, cosario turco que él tenía preso, y era muy plático en aquella costa.
»Decís mal del Duque, que es un hombre remiso y que se fué de miedo; que para vos se guardan semejantes empresas que ésta. El día que se ofreció pelear, el Duque, para la poca experiencia que tenía en cosas de guerra, lo hizo tan bien, que echó en vergüenza á los muy pláticos y bravosos. Su venida aquí, y la estada que hizo y la ida de agora, todo ha sido por consejo y parescer vuestro.
Detuvieronse en tan buen alojamiento más de lo que debieran soldados platicos, y bien disciplinados; cerca de medio dia aun no habian partido, porque la gente derramada por aquella llanura, con el regalo de la fruta que se hallaba en los árboles, se entretuvo de manera que no se pudo recoger antes.
Eran muy pocos los cristianos, que entre todos los que se hallaron para poder tomar armas, no llegaban á 800 soldados, y todos flacos y maltratados y consumidos de la hambre y sed y mal que padecían; los demás estaban heridos y enfermos, que serían 1.500 escasamente, y así, dejando en las dos baterías y en toda la otra muralla hasta 200 soldados, con el resto, dos horas antes del día, D. Alvaro, sin haber dicho palabra á los Capitanes, que quería hacer tal efecto de salir fuera, ni menos habiendo antes de eso querido comunicar cosa alguna con nadie ni consentido que ninguno viniese á decille su parecer, haciendo todas las cosas de su cabeza, sin tratallas con algunos, bien que los Capitanes y soldados pláticos entendían que se podía hacer de otra manera mejor que se hacía, y le dejaban hacer por la autoridad que tenía, siendo Coronel de toda la infantería española y Lugarteniente de Su Excelencia, y así cada uno estaba callado, que no osaba hacer otra cosa, y también le valió mucho para esto el crédito que en lo pasado había tenido de buen soldado, según todos dicen.
Dicen algunos que la salida que hice la última noche fuera mejor hacerla cuando los turcos desembarcaron, que éramos más, y más enteros y fuertes podíamos pelear con ellos con 2 ó 3.000 hombres ó más: éstos hablan como mal pláticos ó mal informados, ó demasiadamente apasionados, porque allende de que mi intento principal fuese entretener allí el armada, y sólo este particular me había hecho quedar allí, por las causas dichas, no había de salir temerariamente á perder aquella gente y hacer á los enemigos breve su empresa, sin poderles hacer daño; porque ellos se desembarcaron y alojaron en el propio alojamiento é fuerte que nuestro campo tuvo después de ganada la batalla cuando en aquella isla saltamos con el ejército, que ultra de estar cuatro ó cinco millas del fuerte, estaban ellos no menos fuertes en él que nosotros en el nuestro, y no sé cómo paresciera ó con qué razón se podía hacer ir con 2 ó 3.000 hombres que entre buenos y malos podía sacar, dejando el fuerte desamparado, no solamente á combatir con 12.000 turcos que estaban tan lejos de donde me podía retirar, y en un alojamiento muy fuerte y atrincheado, con 20 piezas de artillería, pero con todos los moros, que siendo nosotros 7 ó 8.000 hombres cuando saltamos en aquella isla, sin ayuda ninguna de turcos nos acometieron á dar batalla é pelearon de manera que tuvimos la victoria dudosa, y se habían puesto y alojado á nuestra mano izquierda, y por las espaldas teníamos los árabes que habían entrado en la isla por orden del Dragut, que serían 1.500 caballos; é ultra de todas estas dificultades, había otra que no era menor, y era, para haber yo de acometer á los turcos en su alojamiento, me era fuerza ir de marina á marina, donde ellos con sus galeotas, fustas é bergantines me batían por costado; así que de salir á buscar los enemigos é irlos á combatir á su alojamiento, no podía suceder sino la pérdida de todos los que saliéramos y de los que quedaran en el fuerte.
Que teniendo Dragut nueva cierta que nuestra armada venía sobre él, invió un portugués y otros renegados á Italia á saber lo que se hacía. Algunos dellos, como hombres pláticos en la lengua, entraron por soldados en las compañías que venían á servir en la jornada: éstos dieron siempre aviso en Trípol á Dragut, y en los Gelves iban cada noche á hablarle.
Palabra del Dia
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