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En que se sabe quién era el incógnito amante de doña Guiomar. Trémula la mano, alborotado el corazón, encendido el bello semblante y turbados los divinos ojos, doña Guiomar abrió la puerta del cuarto, y dijo con la voz tan turbada que apenas si se la oía: ¡Eh, caballero, salid si os place, yo os lo ruego!

El jurisperito, gran madrugador, había vuelto de misa y del acostumbrado paseo por la alameda de Santa Catalina, o sea el Bosque Pancracio de la Vega, y muy instalado en su poltrona aguardaba la llegada de su nuevo amanuense. ¡Adelante, joven! dijo en alta voz. ¡Adelante! ¡Bien! ¡Bien! ¡Me place la exactitud! Tome usted asiento. Voy a decirle cuáles son aquí sus obligaciones.

»-Que me place -dijo Anselmo-: di lo que quisieres.

9 Si place al rey, escríbase que sean destruidos; y yo pesaré diez mil talentos de plata en manos de los que manejan la hacienda, para que sean traídos a los tesoros del rey. 10 Entonces el rey quitó su anillo de su mano, y lo dio a Amán hijo de Hamedata agageo, enemigo de los judíos,

Without seeking further we may well recall the place they have in the works of both Plautus and Terence. The early Italian comedies inherit this character from the Latins, and it appears in most of the plays of Ariosto, Machiavelli, and Aretino.

¡Calle el ventero! exclamó furioso ya el noble inglés. Ó mejor, id á decir á ese tan formidable caballero que aquí está y aquí se queda el barón León de Morel, porque así le place y sin que él ni nadie sea osado á impedírselo. ¡Id!

Roger oía con delicia la charla de la joven y la sostenía con su brazo todo lo posible, apartando las ramas y buscando en vano un sendero practicable. Callado estáis, señor campeón, le dijo al fin su alegre compañera. ¿No queréis saber quién soy ni oir mi historia? Si á vos os place contármela.... Oh, si tan poco os interesa, lo mejor será guardármela.... No, por favor, dijo él vivamente.

Aspire usted esos puros espíritus, alma de estas flores silvestres, sus hermanas en pureza. Cójalas usted, si le place, señora: no desean otra cosa las pobres. Son un poco agrestes, no hay duda; mas, ¡tienen tal suavidad! En su virginal perfume se encierra el raro misterio de calmar y consolidar. No tema colocarlas sobre su regazo, al lado del corazón.

Crea usted que bajaría con gusto, pero no me place ver una ciudad de noche, y el buque saldrá antes del amanecer. Ojeda había estado en Montevideo años antes, y guardaba un buen recuerdo. Algún día la veremos dijo . Vamos a ser vecinos de ella. Un viaje de una noche nada más... ¡Quién sabe cuántas veces tendremos que volver por aquí!...

Preferiría dejar las cosas tranquilas, si así os place, mi padre prosiguió Godfrey asustado . Creo que está un poco enojada conmigo en este momento y desearía hablarle yo mismo. De estas cosas es necesario ocuparse personalmente. Pues entonces hablad y ocuparos, y tratad de cambiar de conducta. Eso es lo que necesita hacer un hombre cuando piensa en casarse.