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Actualizado: 1 de mayo de 2025
Estando, pues, todo este país, según ya dije, en forma de una pirámide, que por ambos lados confina con los Chiquitos, era su ánimo correr todas las tierras hasta los Auropés, y así darse las manos por dos caminos con los Chiquitos; mas para empresa tan grande era necesario vencer grandísimas dificultades y estorbos del camino.
En 1886 Terreros dominó el curso medio del río Grande, sometiendo al temido Datto Utto, ocupando y estableciendo los destacamentos de Bacat, Cudaranga, Lion y Pirámide.
Tan pronto le daba una en la mano, como alzaba con muchas una especie de pirámide; la nené se entretenía en derribarla o forjarse la ilusión de que la derribaba, pues realmente una patada de Perucho hacía el milagro. Reía ella lo mismo que una loca, y pedía impaciente, por señas, que le renovasen el juego. Pronto se cansó de él. Con todo, estaba de buen humor, gracias a la compañía de Perucho.
La cabeza del toro de mi casa es tan grande que un hombre montado en un cuerno no puede ver al que está montado en el otro. Eso no me asombra dijo la princesa. En tu casa no dan las vacas tanta leche como en mi casa, porque nosotros llenamos cada mañana veinte toneles, y sacamos de cada ordeño una pila de queso tan alta como la pirámide de Egipto. Eso es una bicoca dijo Meñique.
Aquí se fundó Buenos Aires dijo Ojeda . Ese caserón es el palacio del Gobierno, lo que llaman «la Casa Rosada». La plaza es la de Mayo. Aquel templo griego, la catedral; ese obelisco blanco, la pirámide de la Independencia. Remontaban la cuesta algunos grupos de hombres de campo llevando a la espalda fardos de ropas. Sus mujeres marchaban junto a ellos, mirándolo todo con ojos de asombro.
Me quité el sombrero ante el ilustre y orgulloso sucesor de la casa de los Delfines y de la barraca del Sena, me metí en el coche: al arco de la Estrella, grité al cochero, y á los quince ó veinte minutos me encontraba bajo esta pirámide colosal, bajo este enorme catafalco. Pero me olvidaba de una coincidencia que me hirió de un modo muy raro.
Puros eran los contornos de la cima y limpios como los de una estatua se dibujaban luminosos en la sombra, pero la soberbia pirámide parecía hallarse completamente separada de la tierra. Tranquila y fuerte, inmutable en su reposo, parecía flotar en el cielo. Pertenecía á otro mundo y no á este planeta envuelto en nubes y brumas como en sórdidos trapajos.
El reloj del Cabildo muestra su enorme esfera iluminada, marcando la hora bendita de la comida; la feísima Pirámide va a quedar pronto sola, hundida hasta las rodillas, aterida de frío, porque el viento del río la consume y la humedad devora la cal y el revoque de su vestimenta; aburrida, porque los figurones en camisa, que la decoran, no la prestan compañía.
Pero sobre esta pirámide funeraria, levantada a los Talma y a los Keen de la gran aldea, tres figuras se levantan: Lola, Diego y el Marqués, cantando el himno nacional antes de contar su candoroso poema de celos y de amor a una sala llena, en donde brillan las más lindas mujeres de aquellos días. ¡Pasad, oh sombras!
Ya me envían una torta de bizcocho, ya un cuajado, ya una pirámide de piñonate, ya un tarro de almíbar. Los obsequios que me hacen no son sólo estos presentes enviados a casa, sino que también me han convidado a comer tres o cuatro personas de las más importantes del lugar. Mañana como en casa de la famosa Pepita Jiménez, de quien Vd. habrá oído hablar sin duda alguna.
Palabra del Dia
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