Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 10 de octubre de 2025


Desde que nació su hija, luchaban en ella dos pasiones que se aborrecían como el perro y el gato, una buena y otra mala: la de madre escrupulosa y amante, y la de mujer de mundo, alegre y despreocupada.

Cerca de ellos, algunos viejos jamelgos alazanes, cuyos lomos cubrían sendas pieles de perro, comían su escasa pitanza, mientras que los carreteros unos infelices reclutados en Alsacia , envueltos en grandes capas agujereadas, dormían, a pesar del frío, con el sombrero sobre los ojos y los brazos cruzados, en los escalones de la iglesia.

Y al pronunciar Antoñita estas palabras era su acento tan grave y revelaba tal resolución, que Amaury quedó asombrado al oírla. ¡Vaya! ¡vaya! exclamó procurando tomar en broma la afirmación de Antoñita. ¡A otro perro con ese hueso! ¿Va usted a decirme eso a que conozco tanto al feliz mortal que habrá de hacerle mudar de intención?

Nadie se asomó a la puerta como otras veces. Seguramente le habían visto, sin moverse, desde el fondo de la cocina. El perro saltó tras él largo trecho, retrocediendo luego al verle tomar el camino de la montaña.

Todo se vuelve apetecer y rabiar... Hay aquí dentro un fuego que no le deja a uno sosiego... Pero cuando vienen los años y cesa el calor amante y se queda uno fresco como una lechuga, entonces, ¡en grande, mi queridín!... Mira, si me dijesen ahora: «Feliciano, ¿quieres volverte a los veinte años?» ¡Ca! a otro perro con ese hueso. La gran edad del hombre, los cincuenta años. No lo dudes, Gonzalín.

Durante la comida buscó Isidro con sus ojos la mirada de Fernando, como un perro humilde que intenta volver a la gracia de su dueño. Pero un sentimiento de dignidad y el egoísmo de no perder sus buenas relaciones con Nélida le mantuvieron en silencio. El otro, por su parte, mostrábase fosco, huyendo su mirada de la de Isidro, pero compadeciéndole interiormente. ¡Pobre muchacho!

Ahora estamos aquí tranquilos comiendo, pero el mejor día, si Dió nos deja de la mano y se cansa de nosotros, a me recogen al lao de un camino, como un perro rabioso, hecho peazos, y a usté, con toos sus capitales, le sacan de una plaza con los pies pa alante, y aunque hablen cuatro semanas los papeles de su desgrasia, mardito lo que usté lo agradeserá estando en el otro mundo.

Gregoria, me atormentas la cabeza, ¡por favor! Pero la señora ya se había disparado. Armó una de gritos y amenazas, que Esteven, aturdido, metió la cabeza bajo las mantas. , tápate los oídos, que me has de oír. Sulfurado, por fin, el marido la llamó vieja por tres veces, como quien tira una piedra a un perro que ladra; y esto no hizo sino aumentar la exasperación de misia Gregoria.

Y sin saber por qué lo hacía, cediendo al instinto, se arrojó al suelo lo mismo que un moribundo. Todavía retumbaron unos cuantos disparos. Luego se hizo el silencio. Únicamente en el vapor inmediato seguía ladrando el perro. Vió una sombra que avanzaba lentamente hacia él. Era un hombre, uno de sus enemigos, destacado del grupo para examinarle de cerca.

Debes tener paciencia y esperar. ¡Oh, , ya ! gritó. Dime que soy bueno y fiel como un perro y todas esas cosas; pero debes saber que para no es esa clase de juego... ¿me entiendes? No tengo dinero, y debo... mejor dicho, preciso alguno ahora... en el acto... esta misma noche. Te digo que no tengo nada declaró. Pero tienes una buena cantidad de joyas, vajilla de plata y otras chucherías.

Palabra del Dia

dispénseme

Otros Mirando