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Actualizado: 22 de julio de 2025


Esto me lo dijo aparte después de darme, delante de Facia y de Mari Pepa, el plan de campaña hasta el día siguiente, sin perjuicio de volver él a última hora, por lo que pudiera ocurrir.

En cuatro leguas a la redonda no se movía una paja sin intervención y aquiescencia de Primitivo. No poseía Julián fuerzas para luchar con él, ni lo intentaba, pareciéndole secundario el perjuicio que a la casa de Ulloa originase la mala administración de Primitivo, en proporción al daño inmenso que estuvo a punto de causarle Sabel.

Pero lo que sobre todo hacía agradable aquella casa, era la misma Sra. de Figueredo, que unía a su elegancia, discreción y hermosura, el carácter más franco y regocijado. Del sitio en que ella se presentaba, salía huyendo la tristeza. En torno suyo y en su presencia, no había más que conversaciones apacibles o jocosas, risas y burlas inocentes, sin mordacidad ni grave perjuicio del prójimo.

Y despues de haberse holgado con el Inca é con los señores del Cuzco cinco dias, en sus fiestas é regocijos, Inca Yupanqui les dijo lo que pensaba hacer, é como queria reparar é fortalescer aquellas veras de aquellos dos arroyos que por la ciudad pasaban, contándoles el perjuicio que la ciudad rescebia; y ellos dijeron questaban prestos para hacer todo aquello que por él les fuese mandado; que les dijese la manera quen ello se habia de tener, porque proveerian lo que para ello fuese necesario.

Aunque con esta providencia se les aseguraba a los indios las proporciones de subsistir, quedaban siempre expuestos al riesgo de que los tratantes fuesen los que lograsen el fruto de su trabajo, así en los que les vendiesen como en lo que les comprasen, si no se tomasen otras precauciones: y así, para asegurarlos por todos lados de todo perjuicio, sería muy útil que el comercio de los efectos que se traen de fuera de la provincia corriese en cada pueblo a cargo del factor, y que fuera también de la obligación de éste el abastecer su pueblo de víveres y de cuanto es necesario a la vida y comodidad de los hombres; y del mismo modo había de estar obligado a comprar todos los frutos y efectos que los naturales quisieran venderle, asegurando la equidad, así en las compras como en las ventas, con reglamentos adecuados.

Sintió una lástima inmensa por San José. «Supongamos, se decía, que él, y nadie más que él, fuera el padre de su hijo putativo; que fuese el padre..., sin perjuicio de todas las relaciones misteriosas, sublimes, extranaturales, pero no milagrosas, que podía haber entre la Divinidad y el Hijo del hombre...; supongamos esto por un momento. ¡Qué horror! ¡Arrancarle a San José la gloria..., el amor... de su hijo!... ¡Todo para la madre! ¿Y el padre? ¿Y el padre?». Pensando estos disparates, se le llenaron los ojos de lágrimas. ¿Si estaría loco efectivamente? ¡Pues no se le ocurría, cuando debía estar tan contento, echarse a llorar, lleno de una lástima infinita del patriarca San José!

Al principio de esta, cuando se observa epistaxis, hinchazon de la nariz ó de los labios, eritemas, erisipelas habituales, anginas repetidas, oftalmías frecuentes, inflamaciones de vientre, linfatismo con plétoras parciales, ó bien enflaquecimiento continuo en medio de estos síntomas, haya ó no adenitis, la belladona puede emplearse sin perjuicio del mercurio, del azufre, del carbonato de cal, especialmente en los niños y los jóvenes.

Las minas de hierro y de carbón que empezaban a explotarse en aquella provincia por entonces, daban mil chascos a cada momento, y no pocos de ellos redundaron en perjuicio de las acciones de Emma que Nepomuceno había comprado, siempre diligente en el cuidado de la hacienda de su antigua pupila.

Aunque hablaba bien el inglés, su manera de hablar en español y francés revelaba el acento del alemán meridional, como su fisonomía revelaba al israelita. Nosotros teníamos nuestros motivos para creer que pertenecía á la raza industrial de otro compañero de diligencia, comisionista hordelés que charlaba hasta por los bolsillos, sin perjuicio de los codos.

En tanto que esto decía Dorotea, aunque Cardenio tenía abrazada a Luscinda, no quitaba los ojos de don Fernando, con determinación de que, si le viese hacer algún movimiento en su perjuicio, procurar defenderse y ofender como mejor pudiese a todos aquellos que en su daño se mostrasen, aunque le costase la vida.

Palabra del Dia

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