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Actualizado: 19 de julio de 2025
30 Oirás pues la oración de tu siervo, y de tu pueblo Israel; cuando oraren en este lugar, también tú lo oirás en el lugar de tu habitación, desde los cielos; que oigas y perdones. 31 Cuando alguno hubiere pecado contra su prójimo, y le tomaren juramento haciéndole jurar, y viniere el juramento delante de tu altar en esta Casa;
En esto consiste que no hay aspiración, por extraviada que sea, que no se tenga por probable; en esto consiste la inseguridad, única cosa que es constante entre nosotros, la ayuda masónica que se prestan todos los partidos desde el clerical al anarquista, lo mismo dándose una credencial vergonzante en tiempo de paces, que otorgándose perdones e indultos en las guerras y revoluciones.
Aquel bribón empedernido fue menos sensible a la propina de cincuenta francos que al placer de haber conducido a su cliente a la victoria. ¡En verdad que me agrada la manera que tenéis de arreglar a las personas! le dijo al bueno de Ayvaz. Bueno es saber cómo las gastáis. Si alguna vez os piso un pie, me apresuraré a pediros mil perdones en el acto.
Anda, ya no te quiero; ya no soy tu tiita Lupe... No te echo de mi casa por lástima, porque espero que todavía has de arrepentirte y me has de pedir perdón. Maximiliano, ya completamente sereno, movió la cabeza expresando duda. «El perdón ya lo pedí por haber callado, y ya no tengo que pedir más perdones.
Acabados de tomar todos, dijo mi amo desde el púlpito a su escribano y al del concejo que se levantasen y, para que se supiese quién eran los que habían de gozar de la santa indulgencia y perdones de la santa bula y para que él diese buena cuenta a quien le había enviado, se escribiesen.
Eran papeles encontrados en los bolsillos de muertos y prisioneros. «No tengas misericordia con los pantalones rojos. Mata welches: no perdones ni á los pequeños...» «Te agradecemos los zapatos, pero la niña no puede ponérselos.
CIPIÓN. Así es verdad, y yo confieso mi yerro, y quiero que me le perdones, pues te he perdonado tantos; echemos pelillos a la mar, como dicen los muchachos, y no murmuremos de aquí adelante; y sigue tu cuento, que le dejaste en la autoridad con que los hijos del mercader tu amo iban al estudio de la Compañía de Jesús.
Llamáron, al punto á otros Judíos, vendió Candido otros diamantes, y se partiéron todos en otra galera para ir á librar á Cunegunda. Que trata de los sucesos que pasáron con Candido, Cunegunda, Panglós y Martin. Mil perdones pido á vm., dixo Candido al baron, mil perdones, padre reverendísimo, de haberle pasado el cuerpo de una estocada.
Mas, te amo en mi interior, sin esperanza, Como á vírgen en ara colocada, En donde la criatura arrodillada De sus pecados el perdon alcanza. Si es una ofensa amarte en el secreto, Yo rogaré á tu bondad inmensa, Que como Dios perdona toda ofensa Perdones un amor puro y discreto.
21 Asimismo que oigas el ruego de tu siervo, y de tu pueblo Israel, cuando oraren en este lugar, que tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu habitación; que oigas y perdones. 22 Si alguno pecare contra su prójimo, y él le pidiere juramento haciéndole jurar, y el juramento viniere delante de tu altar en esta casa,
Palabra del Dia
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