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Animábase mucho, porque cuando se alzaba un poquito la venda, contraviniendo las órdenes del médico, percibía la luz, aunque con impresión turbada y dolorosa. Como quiera que fuese, tenía el convencimiento de que el órgano no estaba perdido y de que más tarde o temprano recobraría el uso de aquella función preciosísima.

Desde luego fomentó el trato de las dos, y concertaron salir reunidos para Vichy. Las noticias dadas por su hermano acerca de Lucía y Miranda lograron aguzar singularmente la hambrienta curiosidad de la anémica, y su olfato fino percibía no qué emanaciones novelescas en los sucesos acaecidos al matrimonio.

De sus sótanos, faltos de aire, surgía la peste de las verduras fermentadas, difundiéndose por toda esta parte de Madrid, que olía como una huerta abandonada. Los dos amantes, en su lento regreso, discutían el empleo del dinero que acababan de cobrar. No bastaba para las más rudimentarias necesidades. Feli percibía cincuenta céntimos por cada docena de corsés.

En la escasa claridad del cielo comenzaron a resaltar los bultos de grandes nubarrones negros que rodaban velozmente por la atmósfera cual si viniesen perseguidos de cerca por algún monstruo de la noche. Detrás de estas nubes no se percibía el azul oscuro del firmamento, sino un espeso manto gris que parecía impenetrable.

Tan anhelantes estaban las dos, que se acercaron a la puerta de la alcoba por ver si pescaban alguna sílaba de lo que el padre y el hijo hablaban. Pero no se percibía nada. La conversación era sosegada, y a veces parecía que Juan se reía. Pero estaba de Dios que no pudieran salir de aquella cruel duda tan pronto como deseaban.

Los lindos zapatos de la condesa, que se hundían en él como dos ratones, aparecían mojados cada vez que levantaba el pie. Dentro de aquella bóveda enana zumbaba una muchedumbre de insectos, que empezaban á sentirse inquietos por la marcha cada vez más precipitada del sol. Á veces se percibía un ruido leve y sordo entre las ramas, y veíase un pájaro salir de un árbol y posarse en otro cercano.

El majo mostraba una alegría miedosa, donde se percibía, no obstante, alguna afectación, un dejo de inquietud y tristeza que por momentos lo hacía enmudecer y le arrugaba la frente. Al salir de una de estas breves pausas, dijo á su compañera con sonrisa melancólica: María, ¿te acuerdas de aquel rey de copas que anunciaba mi matrimonio con Soledad? La maga quedó turbada sin saber qué contestar.

Por una asociación de ideas, cuya lógica no percibía, se puso a hacer la comparación entre él y Huberto, y recordó que nunca había visto en los ojos de éste, por conmovido que estuviera, el fulgor de pasión que sorprendía a menudo en las miradas profundas de Juan; no, jamás había sentido en Huberto la misma expresión de ternura profunda.

Eran ya las dos....., la hora anunciada y esperada hace tanto tiempo por los astrónomos. El eclipse había principiado; pero aun no se percibía alteración alguna en la luz del sol. A eso de las dos y media empezaron á palidecer las nubes, mientras que el mar se ponía cada vez más sombrío.

Mucho antes de llegar á lo que fué Carrera Larga ya se divisaba un vivo resplandor que á medida que el convoy se iba aproximando, se convertía en enorme llamarada. Se detuvo el tren y desde el vagón en que viajaba se percibía fuerte calor producido por el incendio de la estación que aun se encontraba ardiendo.