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Actualizado: 10 de junio de 2025


Terminadas estas operaciones preliminares, estremeciose de frío porque la puerta había quedado de par en par, sin que en cerrarla pensase y descargó en el tabique dos formidables puñadas.

El palacio de los Ozores era de don Carlos; sus hermanas se lo dijeron en otra carta fría y lacónica: «Estaban dispuestas a abandonarlo, si él lo exigía; sólo le pedían que pensase cómo se había de conservar aquel resto precioso de tanta nobleza».

El antiguo partidario de la monarquía absoluta prefería á los individuos: un hombre que pensase por los demás, imponiéndoles sus órdenes. Y á las pocas palabras, su entusiasmo por la democracia americana lo recogía para depositarlo reconcentrado sobre la cabeza de Wilson. ¡El primer hombre del mundo!

Sr. Obispo de Tucumán, D. Fr. Nicolás de Ulloa, de la esclarecida orden de San Agustín, y excusándose con protesta de que no tenía habilidad para componer ni decir cosa buena, explicó, con períodos mal formados y peor dichos, algunos puntos de la doctrina cristiana; y no paró aquí su propio abatimiento y desprecio, pues lo que el Padre empezó de su voluntad, otro lo acabó, sin que él lo pensase, con burla; porque cierto mozo, discípulo suyo en la filosofía, saliendo pocos días después al teatro público en traje de bufón, representó al vivo aquella misma acción del púlpito, glosándola de manera que movió á, risa á los circunstantes, con no pequeño desdoro y desprecio del P. Arce.

Suyo era el dinero, nada tenía él que decir; podía derrocharlo por el mundo: pero no hablaba a ningún niño, hablaba a un hombre que tenía corazón y sólo le pedía como preceptor de su infancia, como su más antiguo amigo, que pensase en los sacrificios de su madre, en su exagerada y ruda economía, en las privaciones que se había impuesto, vestida de hábito en todo tiempo, peleándose por un céntimo con las criadas, a pesar de sus aires de gran señora, privándose de esas golosinas y regalos que tanto gustan en la vejez, todo para que su señor hijo se gastara alegremente con una mujer aquella cantidad de la que hablaba don Andrés con respeto, pensando en lo que había costado reunir. ¡Vamos, hombre, que era para morirse el ver tales cosas!...

Mas que, en tanto que esto no hubiese, tuvieron los pasados caballeros por cosa acertada que sus escuderos fuesen proveídos de dineros y de otras cosas necesarias, como eran hilas y ungüentos para curarse; y, cuando sucedía que los tales caballeros no tenían escuderos, que eran pocas y raras veces, ellos mesmos lo llevaban todo en unas alforjas muy sutiles, que casi no se parecían, a las ancas del caballo, como que era otra cosa de más importancia; porque, no siendo por ocasión semejante, esto de llevar alforjas no fue muy admitido entre los caballeros andantes; y por esto le daba por consejo, pues aún se lo podía mandar como a su ahijado, que tan presto lo había de ser, que no caminase de allí adelante sin dineros y sin las prevenciones referidas, y que vería cuán bien se hallaba con ellas cuando menos se pensase.

Figúrate que pensase y discurriese como ser racional y filantrópico la turquesa en que se forman las balas: ¡qué desesperación no tendría de que la empleasen tan en perjuicio de la Humanidad! Pues no es menor la rabia de la esposa que, cuando va a ser madre, recela que ha de dar al mundo como copias exactas de la ruindad o de la perversidad de su marido.

Manos Duras pareció inquietarse de pronto por un nuevo peligro que presentía cerca de él, y miró ávidamente á un lado y á otro. Pero el miedo al enemigo más inmediato, que era el estanciero, hizo que no pensase mas que en éste, continuando sus disparos.

Si yo pensase, como usted, que hay un Dios creador consciente de todos los seres, le mandaría un «besa la mano» felicitándole por haber formado una criatura tan amable y encantadora como mi mujer y dándole las gracias por haberla reservado para mi uso particular. Desgraciadamente no puedo representarme a ese Dios recibiendo en bata y zapatillas mis tarjetas de felicitación.

Ninguno hubo en la ribera que no pensase y creyese que yo quedaba muerto; pero cuando me vieron levantar en pie, aunque tuvieron el suceso a milagro, juzgaron a locura mi atrevimiento.

Palabra del Dia

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