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Actualizado: 19 de junio de 2025
Mas a los tres días llegó la carta de Currita, y allí los encontró todos juntos la mísera anciana. Su instinto de madre le hizo adivinar cuanto allí había, y sin proferir una queja ni desplegar los labios lívidos por el dolor y la ira, hizo pedazos los resguardos del Banco, los metió en un sobre con la carta que los acompañaba y lo devolvió todo a la condesa sin añadir una sola letra.
GAZAPOS EN PAPILLOTES. Córtese dos conejos medianos en pedazos; se sazonan con sal, pimienta, perejil y ajos, todo bien picado; se pone encima pedacitos de manteca de vaca, se envuelven en papel, se ponen sobre la parrilla a fuego lento, y se sirven sin quitar los papeles. Limpio y cortado en trozos un conejo, se pone a macerar dos horas con vino blanco, hojas de laurel, ajo y sal.
También son muy pintorescas, aunque relativamente de menor importancia los peñascos de asperón ó de conglomerado compuestos de fragmentos unidos unos á otros. Donde quiera que la inclinación del suelo sea favorable á la acción del agua, ésta disuelve el cemento y abre un canalillo, una estrecha hendidura que, poco á poco, acaba por partir la roca en dos pedazos.
Tengo que ser alfonsino... a la fuerza. ¡Vaya un compromiso... Re-Dios, qué compromiso...!». La restauración vencedora i Me ha contado Jacinta que una noche llegó a tal grado su irritación por causa de los celos, de la curiosidad no satisfecha y de la forzada reserva, que a punto estuvo de estallar y descubrirse, haciendo pedazos la máscara de tranquilidad que ante sus suegros se ponía.
Algunos palos rompiéronse en pedazos; sonaban las espaldas al recibir los golpes con un ruido de cofres vacíos; caían muchos con la cara cubierta de sangre, tropezando en sus cuerpos los que huían, y comenzaron á sonar por todos lados, como chasquidos de tralla, los tiros de los revólvers.
Era una carta a la Regenta. Leyó lo escrito y lo rasgó todo en cien pedazos. Volvió a pasear y volvió a escribir, y a rasgar y a cada momento clavaba las uñas en la cabeza.
Vestía una falda de diversos pedazos bien cosidos y mejor remendados, mostrando un talle recto, liso, cual madero bifurcado en dos piernas. Tenía actitudes de gastador y paso de cartero. Era mujer de buena índole, aunque de genio tan turbulento y díscolo, que nadie que junto a ella estuviese podía vivir en paz. No había tenido hijos ni había sido casada.
Los cascos esparcidos semejaban pedazos de un cráneo, y el polvillo rojo del barro cocido que ensuciaba la colcha blanca pareciole al criminal manchas de sangre. Antes de pensar en borrar las huellas del estropicio, pensó en poner los cuartos en la hucha nueva, operación verificada con tanta precipitación que las piezas se atragantaban en la boca y algunas no querían pasar.
Abandonaban casa y familia para hacer una vida de campamento, encorvados ante la piedra roja, arañándola de sol á sol con un desgaste de fuerzas que no era suplido por la alimentación, acelerando día por día la ruina de su organismo; y este sacrificio obscuro y penoso, era para sostener un derecho de propiedad ridículo sobre cuatro terrones infecundos, para mantener con gotas de sangre y pedazos de vida la pompa exterior de que se rodea el Estado.
Después, saltando de alegría por esta feísima traición, les cortaron á todos las cabezas y pusieron tendidos los cadáveres en la orilla de una isla que allí hacia el río poniendo en medio de todos al del dichoso P. Blende; pegaron fuego al barco para quitarle la clavazón de hierro; y de los ornamentos y demás alhajas sagradas destinadas para la nueva iglesia de los Chiquitos, después de escarnecerlos y ultrajarlos, las hicieron pedazos, tomando cada uno la parte que le cupo de tan impío botín y sacrílego despojo.
Palabra del Dia
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