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Actualizado: 16 de mayo de 2025
Todos los domingos llevaba Catalina a la aldea de Tiefenbach una cesta, que llenaban aquellos buenos aldeanos de patatas cocidas, pedazos de pan y, algunas veces los días de fiesta , de tortas y otros restos de sus festines. Entonces la pobre mujer, casi sin aliento, volvía a la cueva cantando y riendo muy ufana y cogiendo de los cercados lo que a su alcance estaba.
Más allá, filas de sacos mostrando por sus abiertas bocas las patatas de Aragón, de barnizada piel, y tras ellos los churros, cohibidos y humildes, esperando quien les compre la cosecha, arrancada a una tierra ingrata en fuerza de arañar todo un año sus entrañas sin jugo.
Hoy, para alimentarse malamente, necesitan bajar a la mina todos los días y permanecer allí un número considerable de horas. A los cuatro o seis años se inutilizan. Hay que sacarlos al exterior, y entonces el jornal es tan exiguo que ni patatas con agua y sal pueden comer: de modo que en vez de curar empeoran.
En la venta del burdo género están las patatas y el pan para todo el año; y soñando con la inmensa felicidad de volver a casa con una docena de duros, zapatos para las hijas y un refajo para la mujer, pasean tristes y resignados por entre el gentío, lanzando a cada minuto su grito melancólico como una queja: «¡Medias y calcetines...! ¡el mediero!» Doña Manuela iba mal por el arroyo.
Voy á concluir este dia con algunas curiosidades. Hemos ido á un gran establecimiento público, en que dan de comer por dos sueldos, ó sea por muy poco más de tres cuartos. La comida consiste en un trozo de pan y un plato de patatas guisadas con bastante curiosidad. Al ver allí, colocada en extensas filas, aquella numerosa y callada congregacion, acude á nuestra mente la idea de la sopa monacal.
TERNERA ASADA. En manteca o aceite se dora bien la carne, sazonada con sal y vino blanco; se agregan unas rajas de cebolla y se deja cocer unas tres horas; puede servirse con puré de patatas.
Te permito este lujo. Aquí está la carne. No compré las ciruelas. Conténtese usted con dátiles. Tampoco he traído Champagne porque no lo hallé en buenas condiciones. Patatas. Faltan los garbanzos y el azúcar, que no pude comprar porque se me acabó el dinero... ¡Ah!, un mazo de cigarros para mí.
Pues, señor, resulta de que yo, á la vera de la casa, tengo un güerto de carro y medio de tierra, que, en buena hora lo diga, es una alhaja pa el dicho de coger patatas y posarmos pa el avío de la casa...; como que el viudo del Cueto me daba por él un prao de cinco carros y un rodal viejo, y no se le quise cambiar.... ¡Que me muera de repente si es mentira!
En Matalerejo, en su tierra, Paula Raíces vivió muchos años al lado de las minas de carbón en que trabajaba su padre, un miserable labrador que ganaba la vida cultivando una mala tierra de maíz y patatas, y con la ayuda de un jornal.
¡Y el partido socialista protesta!... Indudablemente, no existe en nuestra política otro partido tan burgués. ¿De qué se trata, señores, más que de que el dinero pierda su capacidad adquisitiva? Antes, con las pesetas se compraban patatas. Ahora, con las patatas hay ya quien se dedica a acaparar pesetas.
Palabra del Dia
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