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Actualizado: 16 de mayo de 2025
PATATAS A LA VINAGRETA. Cuézanse enteras y déjense enfriar; se pelan, cortan menuditas, redondas, y se sirven con una salsa a la vinagreta.
Silas se sentó entonces y contempló a Eppie con una mirada satisfecha mientras que ella ponía el mantel limpio y colocaba sobre la mesa el pastel de patatas, recalentado lentamente en una terralla bien seca, encima del fuego que se apagaba insensiblemente y según el método prudente empleado el domingo.
Amigo lector; cuando vea usted a un celta migratorio, ofrézcale una patata y, acto continuo, lo convertirá usted en un europeo sedentario. Las razas aventureras lo son por falta de patatas, por falta de pan, por falta de libertad.
¡Cómo cinco! ¿Cuáles son? Agua, fuego, tierra, aire y aguardiente. ¿Porqué el aguardiente? 35 Porque mi padre, siempre que lo bebe, dice que está en su elemento. ¡Papá, papá! Planté patatas en el huerto, y ¿sabes lo que ha salido? Ya lo creo. Patatas. 40 No, papá; han salido unos puercos y se las han comido.
ATÚN ASADO. Se prepara y limpia como el anterior y se pone a asar en aceite muy caliente y cebolla, y, si se quiere, se le agregan patatas moldeadas. ATÚN GUISADO. Limpio y sazonado como los anteriores, se fríe envuelto en harina, se dora bien, se dora cebolla, y se le echa caldo, pimiento molido, se deja hervir un rato y se pasa la salsa.
Después de una mala comida de alubias y patatas, con un poco de bacalao ó tocino, dormían en aquel tabuco, sin quitarse más que las botas ó, cuando más, el chaquetón, conservando las ropas impregnadas de sudor ó mojadas por la lluvia.
Pudiera escribir un tratado del matrimonio más completo é interesante que el del padre Sánchez. ¡Con qué admirable habilidad iba descomponiendo y repasando cada uno de los términos del caso ético que cualquier amiga le presentaba! «Á tu marido, dices, no le gusta la ensalada de patatas... bueno.
El oidium consumía la uva, el pintón dañaba el maíz, las patatas tenían su peste, vacas y cerdos la suya; el vetustense tenía la envidia, su oidium, la ignorancia su pintón, ¿qué culpa tenía él?». Frígilis disculpaba todos los extravíos, perdonaba todos los pecados, huía del contagio y procuraba librar de él a los pocos a quien quería.
No quedaba gente en Madrid y escaseaba el trabajo. Dos días sin enganchar el carro. Si esto seguía así, tendría que comerse con patatas a sus reverendos, a no ser que echase mano de sus aves de corral, que era el nombre que daba a la Loca y a sus hijuelos. Fue en Agosto cuando, a las once de la mañana, tuvo que bajar a la estación del Mediodía para cargar unos muebles. ¡Vaya una hora!
¡Que barbarie! exclamó Martín . ¿Se ha de estar siempre hecho un esclavo, sembrando patatas o cuidando cerdos? Prefiero la guerra. ¿Y por qué prefieres la guerra? Para robar. No hables, Capistun, que eres comerciante. ¿Y qué? Que tú y yo robamos con el libro de cuentas. Entre robar en el camino, o robar con el libro de cuentas, prefiero a los que roban en el camino.
Palabra del Dia
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