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Actualizado: 28 de mayo de 2025


Déjate ahora de papelotes, papá; Pepe y Millán traerán noticias. Bueno, hija, bueno; pero al menos léeme los partes tomados de la Gaceta, aunque esa no dice nunca la verdad. Leocadia cogió el periódico y, aproximándose a la luz, leyó así: «MINISTERIO DE LA GUERRA. Extracto de los despachos telegráficos recibidos en este Ministerio hasta la madrugada de hoy: »Cataluña.

En la ventana del gabinete de la izquierda se había instalado Paquito con todo el fárrago de su biblioteca, papelotes y el copioso archivo de sus apuntes de clase, que iba en camino de abultar tanto como el de Simancas.

Bonito es mi pergenio para tolerar que en mi corregimiento, a mis barbas, como quien dice, se lean censuras ni esos papelotes de excomunión que contra reparte el viejo loco que anda de provisor en el Cuzco, y ¡por el ánima de mi padre, que esté en gloria, que tengo de hacer mangas y capirotes con el primer cura que se me descantille en mi jurisdicción! ¡Y cuenta que se me suba la mostaza a las narices y me atufe un tantico, que en un verbo me planto en el Cuzco y torno chafaina y picadillo a esos canónigos barrigudos y abarraganados!

Rara vez estaba el salón abierto, pero, si llegaba a estarlo, por accidente, la figura de don Pablo Aquiles divisábase la primera, surgiendo de entre el rimero de libros y papelotes, y aunque él no fuera curioso, fácil le era ver quién entraba y quién salía del despacho de S. E.; así, Esteven, no atravesaba el coquetón saloncito, sin echar hacia la derecha una mirada de desconfianza, que en alguna ocasión fué a chocar con la rencorosa que le lanzaban los ojos del viejo Vargas.

Cuando digo que voy a quemar todos esos papelotes añadió Doña Francisca . Mal hayan los viajes y el perro judío que los inventó. Mejor pensaras en las cosas de Dios, que al fin y al cabo no eres ningún niño. ¡Qué hombre, Santo Dios, qué hombreNo pasó de esto.

Quince millones; pero no en papelotes, sino en oro acuñado y reluciente, en libras esterlinas y monedas de veinte marcos. Los embarcaron en dos remesas en Hamburgo y Southampton: es dinero que los Bancos de Europa envían a los de la Argentina para hacer préstamos a los agricultores, ahora que se preparan a recoger las cosechas. Y en todos los viajes de ida o vuelta nunca va de vacío el tal tesoro.

La vista de tal hipoteca contristó a Julián, pues el buen clérigo empezaba a sentir la adhesión especial de los capellanes por las casas nobles en que entran; pero más le llenó de confusión encontrar entre los papelotes la documentación relativa a un pleitecillo de partijas, sostenido por don Alberto Moscoso, padre de don Pedro, con.... ¡el marqués de Ulloa!

Estaba condenado a muerte, y mientras en Madrid hojeaban por última vez los papelotes de su proceso, él se pasaba allí meses y meses enterrado en vida, pudriéndose, como animado cadáver, en aquel ataúd de argamasa, deseando, como un mal momentáneo que pondría fin a otros mayores, que llegase pronto la hora en que le apretaran el cuello, terminando todo de una vez.

; era preciso arreglar aquello; el honor de la familia no podía quedar a voluntad de cuatro usureros, que, merced a ciertos papelotes firmados por doña Manuela con tanta irreflexión como frescura, exigían quince mil pesetas por un préstamo de once mil. Había que pagar; pero... ¿y el dinero? ¿dónde encontrar el dinero?

Tienen en la Península no cuántos parientes duques y marqueses; aún guardan en su casa papelotes antiguos de nobleza, y me pedían mis señas en Buenos Aires para enviármelos, como si esto pudiese interesarme... Luego, no cómo, los yanquis vinieron a chocar igualmente sus copas. ¡Hurra a los Estados Unidos! ¡América sobre el resto del mundo!...

Palabra del Dia

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