United States or Kazakhstan ? Vote for the TOP Country of the Week !


Allí estaban los héroes de las antiguas fiestas: el Cid gigantesco, con su espadón, y las cuatro parejas representando otras tantas partes del mundo, enormes figurones con los vestidos apolillados y la cara resquebrajada que habían alegrado las calles de Toledo, pudriéndose ahora en los tejados de la catedral.

Una de esas barcas viejas, caídas en la playa, que vistas de lejos aún conservan el color de sus primeros viajes, pero que sólo piden el olvido para ir envejeciendo y pudriéndose sobre la arena. Y usted que empieza ahora, ¿se presenta pidiendo un puesto en la peligrosa carroña que al volver al oleaje perecería llevándoselo a fondo?... Rafael, amigo mío, no sea usted tonto.

El capellán la encendió, y a su luz menos que dudosa vieron el sótano, mejor dicho, entrevieron las paredes destilando humedad; el confuso montón de objetos retirados allí por inservibles y pudriéndose en los rincones; el conjunto de cosas informes y, por lo mismo, temerosas y vagas.

Estaba condenado a muerte, y mientras en Madrid hojeaban por última vez los papelotes de su proceso, él se pasaba allí meses y meses enterrado en vida, pudriéndose, como animado cadáver, en aquel ataúd de argamasa, deseando, como un mal momentáneo que pondría fin a otros mayores, que llegase pronto la hora en que le apretaran el cuello, terminando todo de una vez.

Se revolvía contra la nada de la muerte. ¡Aquella carne de su carne estaba pudriéndose en un cementerio ignorado de Alemania! ¿Y esto era todo?... ¿Ya no había más?... ¿Moriría ella á su vez y no volvería á encontrar en una existencia superior aquel hijo en el que había concentrado toda su voluntad de vivir? ¿Se borrarían ambos en la realidad, como dos puntos microscópicos, como dos átomos, cuya vida nada significa?...