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Actualizado: 10 de octubre de 2025
Bueno dije con afectada resignación , no iré. Tardó un poco en contestar. Pero inquieta tal vez su conciencia por mi estudiada humildad, dijo: No quiero que vayas porque sé lo que va a pasar... ¡Cómo si lo viera! Hoy están allí las chicas más bonitas de Sevilla, y tú te enamorarás de una... Y yo no quiero, ¿lo oyes? ¡No quiero, no quiero! El arranque con que pronunció estas palabras me hizo reír.
Pues nosotras sabemos dónde estuvo usted hace media hora.... ¡Ah! No es difícil saberlo. Acabo de llegar, y ustedes me verían salir de casa.. ¿Oyes, Tere? ¡De... casa! Pues de allá salí hace una hora. ¿Conque de casa, eh? murmuró la morena. ¡De casa! Se miraron discretamente, y sonrieron.
Miguel observó a la luz del farol la extremada palidez de ambos, sobre todo del más pequeño. Oyes, chico, ¿cómo tienes aquí a este niño medio helado? ¿por qué no os vais a casa? dijo encarándose con el mayor.
13 Pilato entonces le dice: ¿No oyes cuántas cosas testifican contra ti? 14 Y no le respondió ni una palabra; de tal manera que el gobernador se maravillaba mucho. 15 Y en el día de la fiesta acostumbraba el gobernador soltar al pueblo un preso, cual quisiesen. 16 Y tenían entonces un preso famoso que se llamaba Barrabás.
Mis palabras mueren ya en mis labios; pero tú oyes la voz de mi corazon y sabes cuanto te amo: hasta el pie de mi ataud entonaré por tí cánticos de gloria y de alabanza.
No, hija, no; son los árboles del camino que extienden sus ramas hacia nosotros. ¿No ves a D. Pedro que me amenaza? ¿No oyes lo que me está diciendo? Sosiégate, mi alma; es el mugido del viento. Tienes razón.
9 Y dijo David a Saúl: ¿Por qué oyes las palabras de los que dicen: Mira que David procura tu mal? 10 He aquí han visto hoy tus ojos cómo el SE
Dentro de una hora ese hombre habrá dejado de existir. Oyes, Alvaro, debías de legarme la Conchilla. No hay inconveniente repuso aquél arreglando sus cartas. Ya lo oyen ustedes, señores; la Conchilla es mía por testamento.... ¿Cómo se llama este testamento, León? Testamento nuncupativo dijo éste, que sabía algo de leyes por andar en pleito hacía tiempo con unos primos.
Cada cual se apresura a traer aquí una piedra para contribuir al loco edificio. ¿No oyes ya la confusión de las lenguas? El inglés, el alemán, el español, el italiano, el... ¡Babel la nueva! Empiezan a no entenderse.
Oyes, Josefina: ¿a quién quieres más, a tu madrina o a tu padrino? preguntole aquél. A madrina respondió la niña sin vacilar. Y a quién quieres más, ¿a tu padrino o al conde? La niña le miró sorprendida con sus grandes ojos azules. Pasó por ellos una ráfaga de desconfianza y respondió frunciendo su hermoso entrecejo: A mi padrino.
Palabra del Dia
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