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Actualizado: 19 de mayo de 2025
Felizmente no se trataba de horca ni de guillotina, porque mucho me temo que en presencia de ellas, probablemente habría flaqueado mi estoicismo. Hago lo mismo que tú, Blanca, espero. Yo no tengo la suerte de mi lobezna del Zarzal respondiome sonriendo, ¡cinco pedidos a la vez: figúrate! No me hables más de esto, te ruego; el recordarlo me fastidia, me oprime, me asfixia.
Ni educanda encerrada que aguarda el día de salida para ver al primer muchacho que a hurtadillas le oprime la mano, y con quien soñó castamente en el lecho virginal del convento; ni príncipe en vísperas de ser coronado rey; ni miserable usurero a punto de cobrar; ni madre de marino que en la costa espera el navío donde su hijo torna, nadie se impacientó ni desesperó tanto como el pobre don Juan.
Cargan, y como la fuerza enemiga fuese mucho mayor, la línea se reconcentra, se oprime, se embaraza y se rompe, en fin; muévense los españoles en este momento, y la derrota se pronuncia en aquella enorme masa de caballería.
Buscó la puerta, tropezó mil veces; ya sin tino, todo lo echaba a tierra; sonaba sin cesar el ruido de algo que se quebraba o rodaba con estrépito por el suelo. Llegó Petra con luz. ¡Señora!, ¡señora! ¿qué es esto? ¡Ladrones! ¡No, calla! Ven acá, quítame esto que me oprime como unas tenazas. Ana estaba roja de vergüenza y de ira.
Ayer mismo, palpitante de deseo, de impaciencia, de amor, aun creía... ¡y hoy!... 26 de agosto. Hay una idea que oprime mi corazón, una idea dolorosa y mortal.
Madre bruja, que con la aguja que lleva en el cuerno, cose los virgos en el Infierno y los calzones de los maridos cabrones! El caballero siente que una ráfaga le arrebata de la silla, y ve desaparecer a su caballo en una carrera infernal. Mira temblar la luz del cirio sobre su puño cerrado, y advierte con espanto que sólo oprime un hueso de muerto.
Al que no mira estas cosas sino con los ojos corporales, le parecerá de poca virtud tales ejercicios de obediencia; pero en la realidad éste es el yugo más grave y más pesado que oprime á los Misioneros. En estos lances campeaba maravillosamente su virtud. Acompañaba esta obediencia con no menor humildad y bajo concepto de sí mismo.
Allí todo es hóstil, hasta el aire que se respira: tan pronto como se pierde de vista la ciudad y empieza el interminable y cada vez más escabroso camino de la sierra, se experimenta esa sensación de malestar que produce siempre la cercanía del peligro: los árboles, los peñascos, la selva virgen, el boscaje enmarañado, el negro abismo que obliga á cerrar los ojos para sustraerse al vértigo... y la soledad, la horrible y angustiosa soledad que oprime el corazón y pueblo el cerebro de horripilantes imágenes y el alma de tristes presentimientos.
De repente, el labriego, dominado por el terror, echó á correr, como si temiera que el riachuelo de sangre le ahogase al desbordarse. Antes de terminar el día circuló la noticia como un cañonazo que conmovió toda la vega. ¿Habéis visto el gesto hipócrita, el regocijado silencio con que acoge un pueblo la muerte del gobernante que le oprime?... Así lloró la huerta la desaparición de don Salvador.
Mehemet-Alí, dueño de Egipto por los mismos medios que Facundo, se entrega a una rapacidad sin ejemplo aun en la Turquía; constituye el monopolio en todos los ramos, y los explota en su beneficio; pero Mehemet-Alí sale del seno de una nación bárbara, y se eleva hasta desear la civilización europea e injertarla en las venas del pueblo que oprime.
Palabra del Dia
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