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Actualizado: 18 de junio de 2025


Entonces la abnegada víctima, forzada por su confesor, les reveló el tremendo secreto: El mundo olvidará les dijo el nombre de la mujer que os dió la vida; pero habría sido implacable para con vosotros si vuestro padre hubiese subido los escalones del cadalso.

Pero Angelina no se olvidará de ; ni yo la olvidaré; me escribirá, y le escribiré, cada semana... ¡todos los días! Pero ¡ay! no la veré en muchos meses, tal vez en muchos años, porque al P. Herrera no le gusta separarse de su parroquia. Puede suceder que Linilla no me escriba; no habrá quién traiga las cartas, y pasarán días y más días, y yo... ¡sin saber de Angelina

Ser llamado por el comisario a su despacho es algo que un agente lo recordará toda su vida: podrá olvidar a la madre, a los hijos, a la mujer, pero jamás olvidará el día y hora en que compareció ante la vista del dispensador de todos los bienes o del causante de todas las desgracias. Aquel minuto que uno tarda en atravesar el patio, equivale a una hora de emociones.

Lograba que fuera de su casa olvidara o prescindiera el vulgo de los antecedentes de D. Joaquín, no le quisiera mal y casi le respetara. Y lo que es en casa, con sus mimos y con su dulzura, Rafaela le hacía dichoso, arrebolando y dorando con luz alegre los días de su vejez y colmándolos de satisfacción y de ventura.

Quiero ir yo... yo misma á abrirle su prisión; quiero ser para él la libertad, la vida; quiero ser su recuerdo continuo... quiero que no pueda olvidarme nunca... y tanto haré, que no me olvidará... ¡Oh, no! y con eso sólo seré feliz. ¡Pardiez, y lo que amáis á ese mozo! dijo contrariado el duque.

Repitió sus ofrecimientos y se fue, dejando a Fortunata la impresión de que no estaba tan sola como creía, y de que el tal Segismundo era, en medio de sus tonterías y extravagancias, un corazón generoso y leal. Mucho le extrañaba a la infeliz joven que Aurora no hubiese ido a verla, y sintió que se le olvidara, durante la visita del regente, preguntar a este por las Samaniegas.

Gracias respondió la aconsejada, pagando con un beso en cada mejilla de la consejera otros dos que ésta le había estampado en las suyas, con las últimas palabras del consejo, como si hubiera querido pintárselas allí para que no las olvidara. ¡También Leticia! ¿Era aquello una burla o una pesadilla?

Ese joven a quien ya detestas, aunque no le conoces, no es digno del amor de Gabriela, y tarde o temprano, el mejor día, se casará, con alguna señorita más rica que ésta a quien ya amas. Gabriela le olvidará, y entonces.... ¡Ten calma! ¡Eres un muchacho sin experiencia!

Jamás olvidará el que escribe estas líneas las angustias de un pobre niño, modelo de candor y de juicio, al oír explicar cierta lección del Catecismo; quedóse el niño muy pensativo, fuese luego poco a poco angustiando, hasta exclamar al fin convulso, con el corazón encogido, los ojos llenos de lágrimas y temblorosas las manitas: ¡Entonces... entonces... mi papá es muy malo, muy malo... y se va a ir al infierno!

De esa anarquía ha de salir triunfante un absolutismo, que es su objeto. Y lo conseguirá; eso es indudable. ¿Y contra quiénes se dirige el motín? Contra muchos: ya conocéis quiénes son. Los políticos que se llaman de talla, los que guían la marcha de las Cortes, los influyentes. No se olvidará al presuntuoso Argüelles ni al célebre, más que célebre, Calatrava.

Palabra del Dia

lanterna

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