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Actualizado: 25 de julio de 2025
Se conoce que estoy de muy mal humor, en que he ido a meterme con botas y espuelas bajo la jurisdicción o en la jurisdicción del señor fiscal de imprenta. Por lo mismo, y para evitar una cornada, tomemos de nuevo el olivo de la bella literatura. Esto es: levantemos ante el señor fiscal, como en señal de paz, un ramo de oliva.
En el café de la Oliva se dispuso cierta noche una cena para doce personas, en el comedor de arriba; un cuarto oscuro que a los calaveras del pueblo y al amo del establecimiento les parecía muy reservado, y muy misterioso, y muy a propósito para orgías, como decían ellos.
Y, abriendo otro libro, vio que era Palmerín de Oliva, y junto a él estaba otro que se llamaba Palmerín de Ingalaterra; lo cual visto por el licenciado, dijo: -Esa oliva se haga luego rajas y se queme, que aun no queden della las cenizas; y esa palma de Ingalaterra se guarde y se conserve como a cosa única, y se haga para ello otra caja como la que halló Alejandro en los despojos de Dario, que la diputó para guardar en ella las obras del poeta Homero.
Sígueles la Culpa, que tiembla ante la forma de cruz del madero, diciéndole la Naturaleza humana: .....Cuando De mirarla te acongojas, Es cuando entre cielo y tierra El arco de paz asoma, Y con el ramo de oliva Vuelve cándida paloma, Pidiendo albricias de que El sol, que los montes dora, El día la restituya Después de tanta penosa Noche.
Mas dixoles Apolo: otras dos fuentes Aun quedan Aganipe é Hipocrene, Ambas sabrosas, ambas excelentes. Cada qual de licor dulce y perene, Todas de calidad aumentativa Del alto ingenio que a gustarlas viene. Beben, y suben por el monte arriba, Por entre palmas, y entre cedros altos, Y entre arboles pacificos de oliva.
Nuestro Padre general Juan Pablo de Oliva, sabiendo la santa y loable costumbre de las provincias de España, en no retener en Europa los sujetos que Dios escoge para predicadores de su santo nombre en el Nuevo Mundo, remitió la licencia á arbitrio del P. Provincial de la provincia de Castilla, que á la sazón lo era el P. Pedro Jerónimo de Córdoba, á quien pareciéndole ser el hermano Arce joven de quien se podía esperar mucho fruto en la conversión de los indios, por su modo de vida ajustada y conforme al espíritu de la Compañía, sin haber jamás descaecido un punto en la carrera de la perfección, aun en el tiempo más peligroso de los estudios, le destinó luego prontamente para esta provincia.
Sí, Periquillo, estás perdonado repuso haciendo una mueca graciosa y soltando el dedo para apretar la mano del joven. ¡Ay, bien qu'ora la castiga! ¡Ay, bien que la castigaba! Y mejor enterados los otros, respondían: ¡Ay, con varillas de oliva! ¡Ay, con varillas de malva!
Alberto Valentín. Eleuterio Veranés. Luis Llanes Oliva. Francisco Martínez. Camilo Cuenca. Ramón Suárez Proenza. Juan Reyes. Angel Garía. La convulsión racista toca á su fin.
Los jornaleros, de camisa limpia y con sus mejores ropas; si eran jóvenes, iban en cuerpo, pero con chivata o larga vara de membrillo, oliva o fresno; y si eran ya mayores de edad, con capa, para el conveniente decoro, por ser por allí la capa el traje de etiqueta, del que no se puede prescindir, aunque se achicharre o derrita el humano linaje, como era entonces el caso, porque el sol hacía chiribitas.
17 Porque la higuera no florecerá, ni en las vides habrá fruto; la obra de la oliva mentirá, y los labrados no darán mantenimiento; las ovejas serán taladas de la majada, y en los corrales no habrá vacas; 18 pero yo en el SE
Palabra del Dia
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