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Actualizado: 13 de julio de 2025
18 Los hijos cogen la leña, y los padres encienden el fuego, y las mujeres amasan la masa, para hacer tortas a la reina del cielo y para hacer ofrendas a dioses ajenos, para provocarme a ira.
A cada instante testimonios irrecusables de la viva simpatía y veneración que despertaba en la villa: regalos de casullas, de corporales bordados por dedos primorosos, de alzacuellos de raso, etc., etc.; ofrendas más positivas aún, de jamones, botellas de jerez, tartas y chocolate. D. Narciso tenía admirablemente cubiertas sus necesidades espirituales y temporales.
Después de estos consejos, don Gaspar Jiménez, senador, primer marqués de Jiménez, título pontificio que un prelado amigo le había alcanzado con algunas ofrendas bien regateadas al dinero de San Pedro, se dignó estrechar la mano del joven, recomendándole otra vez que desapareciera cuanto antes.
30 Di, pues, a la Casa de Israel: Así dijo el Señor DIOS: ¿Por ventura no os contamináis vosotros a la manera de vuestros padres, y fornicáis tras sus abominaciones? 31 Porque ofreciendo vuestras ofrendas, haciendo pasar vuestros hijos por el fuego, os habéis contaminado con todos vuestros ídolos hasta hoy, ¿y he de responderos yo, Casa de Israel? Vivo yo, dijo el Señor DIOS, que no os responderé.
Sus manos finas, transparentes y monjiles, que parecían hechas para tejerse en los éxtasis y para filigranar ofrendas de vírgenes y capas pluviales; sus manos, finas y transparentes, eran doctas en los secretos del amor mundano. Cuando yo la conocí, tenía la desolada belleza de las ruinas.
Antes faltaba en la iglesia el campanero que ellos a oír una de las primeras misas, cuándo no la del alba; confesaban y comulgaban todas las semanas; de cuando en cuando hacían ofrendas en metálico para mayor boato del culto; vestían a los santos, y hasta solían llevarse a su casa ropa de altar y sacristía, devolviéndola limpia, planchada y rizada primorosamente.
En el curso de sus ofrendas llegaban hasta el extremo de babor, en las cercanías del fumadero, allí donde empezaban a borrarse las severas diferencias sociales, y las gentes que se tenían por distinguidas confraternizaban con las de la banda opuesta. Las vírgenes portadoras de arquillas se encontraban con sus hermanos, primos y futuros novios, que pasaban el día en el café o sus inmediaciones.
El Olimpo pagano era un semillero de aventuras eróticas: Júpiter y Apolo perseguían a las ninfas como los banqueros de nuestro siglo a las costurerillas; Venus y Juno tenían caprichos como nuestras grandes damas, se prendaban de la gallardía varonil, y escogían amante entre semidioses de segunda fila y rústicos pastores. La antigüedad clásica, no deja, sin embargo, de llevar ofrendas a las aras.
Recibe las piadosas ofrendas del pobre; acepta el fulgor de esas luces de aceite, que palidecen entre los torrentes de claridad divina que traes contigo, y presta oídos á los ruegos, á las recomendaciones y solicitudes hechas con limpio corazón. Tras él viene otro no menos grande.
34 porque he tomado de los hijos de Israel, de sus sacrificios de paz, el pecho de la mecedura, y la espaldilla de la apartadura, y lo he dado a Aarón el sacerdote y a sus hijos, por estatuto perpetuo de los hijos de Israel. 35 Esta [es] la unción de Aarón y la unción de sus hijos, de las ofrendas encendidas al SE
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