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Actualizado: 13 de mayo de 2025
Los poetas más antiguos no temían presentar á los reyes como simples mortales, y, con frecuencia, con los vicios y las pasiones más torpes, ni se hacían escrúpulo tampoco de poner en los labios de los vasallos un lenguaje noble y libre contra los tiranos. ¡Cuánta no es la osadía y la entereza del Cid, de Guillén de Castro, frente al rey D. Sancho! ¡Cuán obstinado y arrogante no aparece el Bernardo del Carpio, de Lope, contra D. Alfonso el Casto! ¡Cuántas comedias no examinamos antes, en las cuales queda humillado el poder real por las culpas de los soberanos!
En cuanto a don Sebastián, descansa, Gabriel. Nada dirá, si es que conseguimos traer a la chica. ¿Y por qué había de decir...? Hay que tener caridad con el semejante, y ellos más que nadie. Porque al fin, créeme, Gabriel... ¡hombres!, ¡nada más que hombres! Las gentes de la Primada acogían con obstinado silencio la menor alusión al prelado reinante.
Cuando sentía la mano de la señora acariciándole el rostro, pensaba sentir la de Dios mismo. Apenas se atrevía a rozar con sus labios aquellos dedos flacos y transparentes. Sólo para su madrastra había cambiado tan radicalmente. Con los demás, incluso con su mismo padre, seguía mostrando la misma frialdad despreciativa, el mismo carácter obstinado y altivo.
¿Cómo era posible que Zakunine se dejara dirigir tales reproches? ¿Sus correligionarios le acusaban sin razón, o en realidad su celo se había entibiado? ¿Y en tal caso, cómo y por qué aquel obstinado rebelde había podido apartarse del propósito de su vida?
Gonzalo sintió apretársele el corazón. Guardaron silencio obstinado un buen rato. Al cabo don Melchor dijo: ¿Vienes a cenar, Gonzalito? Ahora no tengo apetito, tío; allá iré un poco más tarde. Bien, pues hasta ahora pronunció tristemente el señor de las Cuevas. Y se alejó lentamente en dirección de tierra, perdiéndose a poco entre las sombras.
Y de ordinario quando un herege tiene ingenio penetrante, es mas obstinado, y sus errores son mas disimulados, porque el ingenio con la abundancia de combinaciones los encubre, los adorna, y los representa con otros colores que los que les corresponden. Por esta razon tanto mayor ha de ser la cautela con que se han de leer los libros de los Hereges, quanto estos son mas ingeniosos.
Rafael Benito Terongí, hermano de dicha Catalina; soltero, hijo de José Terongí, alias jelós, y de Francisca Terongí, ambos difuntos; negociante de oficio, natural y vecino de esta Ciudad, de edad de veinte y un años; preso por delitos de judaismo; estando con insignias de condenado como su hermana Catalina, se le leyó su sentencia con méritos y fue relajado a la Justicia seglar para ser abrasado vivo, con confiscación de sus bienes, por hereje, apóstata, judaizante, relapso, convicto, confeso y pertinacísimamente obstinado.
Ir a la fiesta solo, con Alejandro, era una dicha; el mulato reacio y voluntarioso, se había obstinado en no salir y, encerrado en su cuarto, se negaba a complacerme; pero fueron tantas mis súplicas y mis empeños, que al cabo cedió, y muy de mañana nos pusimos en marcha para el muelle.
Así se hizo en efecto, y mientras esto ocurría, yo continué de ministro plenipotenciario en situación expectante, recibiendo del príncipe de Polignac cuantas distinciones eran compatibles con mi obstinado empeño de no tomar parte alguna en los trabajos del Gobierno.
El viajero percibió que se trataban de usted, y entonces los examinó con viva atención. El padre Gil se turbó bajo su mirada fija, inquisidora. Por fortuna, a la tercera estación se bajó. Pero todavía, en pie sobre el andén, los seguía saetando con los ojos hasta que el tren se puso en marcha. Ambos guardaron silencio obstinado.
Palabra del Dia
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